Como es sabido, la Guerra de la Independencia contra el francés comenzó el 2 de mayo de 1808 cuando el pueblo de Madrid se levantó contra el Ejército invasor. También se conoce e incluso se celebra cada año el hecho de que el 25 de aquel mes Asturias se declaró soberana, iniciando así un movimiento de resistencia que se extendió por todo el país para culminar seis años más tarde con la derrota de Napoleón y la restauración de la Monarquía borbónica. Menos notorio es que tras la proclamación de la Junta del Principado el primer tiro de la contienda se disparó en Mieres la misma jornada del 25É y fue un tiro al aire.

Rebuscando en sus cajas y navegando por su intranet pueden encontrarse partituras de Eduardo Martínez Torner, originales manuscritos de Pedro Braña y discos de pizarra de los años 20; todo sobre los aires tradicionales asturianos.

Las obras de la cafetería del Museo Jurásico de Asturias ya están terminadas. Así lo confirmó ayer el director general de Promoción Cultural, Carlos Madera, en su visita a la localidad de Colombres. «Se están llevando ya los últimos equipamientos», afirmó. No obstante, y aunque no supo dar una fecha exacta para la inauguración, recordó la intención de la Consejería de Cultura de contar con este nuevo equipamiento antes de que termine el año. Sin embargo, Madera anunció que pese a que «se sacará a concurso la gestión de la cafetería este año», los trámites para su apertura se pueden alargar.

Un año más, la fecha del 25 de noviembre, «Día internacional contra la violencia hacia las mujeres», nos obliga a mirar a la cara a uno de los fenómenos que con más fuerza atenta contra las bases en las que se apoya nuestra sociedad democrática: la violencia ejercida contra las mujeres. Una de las más lamentables de nuestras realidades cotidianas y la expresión más brutal de la situación de desigualdad que aún persiste entre hombres y mujeres. Una violencia aún hoy silenciada e infravalorada, que brutalmente nos sacude cuando el desenlace significa la muerte de una mujer pero que, día a día, priva de su derecho a la libertad y a la seguridad a miles de mujeres.

Asturias registró en 2003, un año más, la tasa de mortalidad más alta de España. Aragón, Galicia, Castilla y León y Extremadura fueron las otras comunidades autónomas con más de mil fallecidos por cada 100.000 habitantes. Entre tanto, Canarias, con 669, presentó el índice más bajo.