Como buen caballero andante, el
personaje más popular de Francisco F. Ibáñez se arma de lanza en mano, armadura
en pecho y triste rocín para dar vida a Don Quijote en Mortadelo de la Mancha
(Ediciones B), el último libro del maestro del cómic. Sólo que, en vez de
molinos de viento, para Mortadelo es el local de dudosa fama Los Molinos el que
confunde con gigantes, y Ofelia, la secretaria de los agentes de la TIA
(Técnicos de Investigación Aeroterráquea), la amada Dulcinea del Toboso que
Ibáñez ha querido utilizar para sumarse a su particular conmemoración del cuarto
centenario de la novela de Cervantes.