Como buen caballero andante, el
personaje más popular de Francisco F. Ibáñez se arma de lanza en mano, armadura
en pecho y triste rocín para dar vida a Don Quijote en Mortadelo de la Mancha
(Ediciones B), el último libro del maestro del cómic. Sólo que, en vez de
molinos de viento, para Mortadelo es el local de dudosa fama Los Molinos el que
confunde con gigantes, y Ofelia, la secretaria de los agentes de la TIA
(Técnicos de Investigación Aeroterráquea), la amada Dulcinea del Toboso que
Ibáñez ha querido utilizar para sumarse a su particular conmemoración del cuarto
centenario de la novela de Cervantes.
Francisco Ibáñez (Barcelona,
1936) visitó ayer la carpa de LibrOviedo, instalada en el Paseo de los Alamos
desde el 29 de abril y hasta mañana, para presentar al público asturiano
Mortadelo de la Mancha , una particular versión en la que el Súper y el profesor
Bacterio realizan un experimento cuyo objetivo es dotar a los agentes Mortadelo
y Filemón de la "inteligencia" de James Bond y que, por supuesto, les sale rana.
Los personajes dan vida así al caballero andante y su buen amigo Sancho Panza,
que en cuestión de segundos comienzan a hablar un castellano antiguo que el
propio dibujante confiesa que se ha "sacado de la manga".
ETAPA ESCOLAR
"Es la historia del Don
Quijote de nuestro siglo", dice Ibáñez, a quien no le importa confesar el odio
que durante su etapa escolar llegó a cogerle al libro. "Estaría satisfecho si
ahora buena parte del público infantil consiguiera pasar del octavo capítulo de
la novela", añade el dibujante, muy contento al descubrir que "el lector está
satisfechísimo" con estas nuevas historietas.
Casi 50 años después de que
diera vida a esta "especie de transformista" del mundo del cómic, al que él
bautizó con el nombre de Mortadelo, Francisco Ibáñez señala que se ha "apretado
bien la cabeza" para pasar de darle un eventual disfraz de caballero andante al
personaje para reunir en su último trabajo "casi todos los temas que aparecen en
la novela cervantina". "Don Quijote era un tipo soñador cuya inicial era hacer
el bien, algo muy distinto de lo que piensan el Mortadelo y el Filemón del siglo
XXI". Durante la presentación, Ibáñez aprovechó también para hacer un repaso a
su trayectoria como dibujante, carrera que le ha valido para mantener un público
fiel a los cerca de seis álbumes que publica al año. "Antes, el público era
eminentemente infantil y cerca del 70 o el 80% de los que venían a que les
firmara libros eran niños. En cambio, ahora es ese mismo porcentaje el que
conservo de público adulto".
Fuente de información:
LaVozdeAsturias