La idea de una futura sociedad
intercultural y multirracial es fácilmente imaginable y asumible para las
personas que creemos en ella. Pero no debemos engañarnos, ya que no todos la
comparten y las dificultades para llegar a respetar a las minorías, que en
principio se ven con recelo, son numerosas y han terminado por convertirse en
uno de los más graves problemas de la sociedad de nuestros días.
Resulta más que evidente que, a
menudo, solemos caer en la tentación de simplificar esta realidad, cediendo ante
estereotipos que nos son presentados por los medios audiovisuales y de ficción
en los que, gratuitamente, se relaciona inmigración con delincuencia.