Hace apenas unos meses, el
todavía presidente mundial del Grupo Renault, Louis Schweitzer, indicaba, ante
un pequeño grupo de periodistas de prensa económica, que Alonso ayudará a la
marca francesa a vender cuatro millones de coches al año. «Entre ese deseo y
Fernando hay un claro nexo de unión», manifestó a preguntas de uno de los
presentes. Unas semanas después, el director de marketing de la marca, Jean
Pierre Laurent, aseguraba, en circunstancias similares, que sus previsiones en
Europa eran mantener la cuota de mercado. Medio en broma, medio en serio,
añadió: «Si Alonso empieza a ganar títulos, nuestras ventas se pueden disparar».
Y es que tres generaciones de
la familia Alonso estuvieron mezclando nitroglicerina con serrines y nitratos
sin saber que el explosivo estaba en sus genes. El piloto asturiano no sólo se
ha instalado en la élite de la Fórmula-1, sino que se ha convertido en toda una
mina. Su actual contrato con la escudería del rombo está muy por debajo de la
capacidad que ya ha demostrado -percibe alrededor de tres millones de euros-,
pero sus ingresos en concepto de publicidad e imagen multiplican sus ganancias,
como mínimo, por tres.
«Es un producto publicitario
del máximo nivel», afirma una persona del departamento de marketing de Renault,
al tiempo que hace hincapié en el valor de la imagen del piloto por «su
juventud, su gran potencial de futuro y su proyección internacional». Al
'Príncipe de la F-1', como le han bautizado en Argentina, le llueven las ofertas
de las marcas que invierten en patrocinios simplemente porque todo lo que
anuncia se convierte en dinero y en éxito inmediato. Ha sabido, a sus 23 años,
conjugar sus éxitos deportivos con la explotación de su imagen para convertirse
en todo un icono. «Esperábamos cosas de Fernando, pero no tantas. Sabíamos que
era bueno, pero no tanto», asumen en su escudería.
Alonso, Renault y Telefónica
cerraron el pasado año un acuerdo a tres bandas que llevaban negociando desde
tiempo atrás. El piloto lucirá la publicidad de la empresa de telecomunicaciones
española hasta el 2008 -casco y mono-, mientras que el equipo lo hará durante
esta temporada (ampliable una más) y cederá su espacio en el alerón trasero y
delantero del monoplaza y en el mono de todos los integrantes del cuerpo
técnico. El precio total de la operación supera levemente los 10 millones de
euros anuales: 1,6 para el piloto y 8,5 para el equipo.
La responsabilidad de la
gestión del márketing e imagen la tiene el abogado y amigo de la familia Luis
García Abad, que no se separa del ovetense si a sol ni a sombra. El mismo al que
sorprendió puro en mano -llevaba dos años sin fumar- la llamada de felicitación
del Rey Juan Carlos cuando Alonso todavía no había completado su vuelta de honor
en Malasia. Sin embargo, a nivel internacional, los contratos deben firmarse con
FB Management, la empresa de Flavio Briatore, la cual decide también sobre su
destino deportivo, por lo menos, durante este año.
Decisiones polémicas
El asturiano vive al minuto. FB,
en cambio, está acostumbrada a negociar con las milésimas. De hecho, ha tenido
que lidiar con muchos problemas. Por ejemplo, con el Circuito de Catalunya
cuando, en una campaña promocional, regaló una gorra de Alonso por la compra de
cada localidad. El requerimiento de la empresa británica acabó en un pequeño lío
con Renault España, que se las había vendido a los responsables de Montmeló.
Esa misma premisa llevó a sus
agentes a obligar a dos peñas asturianas a cambiar sus nombres para evitar una
utilización fraudulenta de su imagen. Una se llamaba Fernando Alonso y tuvo que
pasar a denominarse F-1 Oviedo. La otra, Magic Alonso, es conocida ahora
simplemente por Magic. Otro conflicto surgió con la publicación de varios libros
biográficos no autorizados y con el nombre del piloto en su portada.
Pero el de Renault no tiene
compromisos sólo con Telefónica, sino también, entre otros, con LeasePlan, con
la empresa de barritas reconstituyentes Hero, con las consolas PlayStation, con
los relojes Sandoz, con la línea de ropa italiana Guru y con la promotora
inmobiliaria GrupoPinar -que patrocina su página web-. Al margen, realiza
también acciones puntuales en campañas publicitarias, como la de Gillette. «La
influencia de Alonso no es palpable y es difícil de cuantificar, pero sí es
cierto que su imagen ayuda mucho», reconoce el director de comunicación de
Renault, Jesús Collanzos. «En Canat -empresa que gestiona la publicidad de la
marca- nos han dicho que el índice de notoriedad con Fernando se ha duplicado»,
añade.
Otra de las empresas que ha
sabido aprovechar el tirón del ovetense ha sido Telecinco, propietaria de los
derechos de retransmisión del campeonato, que registró durante el Gran Premio de
Malasia una cuota de pantalla del 55,8% -casi dos millones de personas- y un
30,7%, en la repetición. La cadena ya ha vendido, con un año de antelación, el
70% del espacio publicitario de la F-1.
Los ingresos por los productos
oficiales de Renault F-1 superaron el año pasado los 3,5 millones de euros y su
página web supera las 500.000 entradas los días de carrera. Seguramente, el
Megane no es capaz de hacer la vuelta rápida en un circuito sólo porque su
imagen se asocie a la del asturiano. Sin embargo, se convirtió en el coche más
vendido en 2004 gracias, en parte, a la serie de anuncios publicitarios con unos
de los deportistas más destacados del panorama nacional e internacional. Y es
que Fernando Alonso ya no es sólo un piloto del 'circo' del automovilismo, sino
todo un fenómeno social.
Fuente de información:
ElComercioDigital