El Principado crió excelentes pavos, y durante
el siglo XIX y primer tercio del siglo XX compitió con el besugo en las
preferencias de la pequeña burguesía urbana como plato fuerte de la Nochebuena
y la Navidad.
Muchos años después con la llegada de los
vendedores a los mercados gijoneses, introdujeron grupos de esas aves americanas
que Hernán Cortés y sus hombres degustaron bajo el nombre de guajalote,
y los hambrientos colonos del "Mayflower", tras cazarlos y criarlos,
los elevaron a protagonistas centrales del Día de Acción de Gracias.