COLUNGA-PAISAJE PROTEGIDO DE LA SIERRA DEL SUEVE
Gobiendes es un pueblo pequeño y alargado situado a un paso de la carretera
de la costa. En su extremo este se encuentra la iglesia de Santiago de Gobiendes,
levantada a finales del siglo IX y uno de los monumentos que forman parte del
interesantísimo conjunto de edificios prerrománicos del Principado. Justo en el
extremo opuesto del pueblo, comienza nuestra ruta. Nos encontramos a
apenas 70 m sobre el nivel del mar y, desde aquí, podemos distinguir la cima del Pienzo, rematada por una cruz de grandes dimensiones, a 1159 m.
Esta gran
diferencia altitudinal constituye la principal dificultad de la ruta (pero
merece la pena el esfuerzo aunque sólo sea por disfrutar de las magníficas
vistas y por visitar la Viesca de Quirinaldos, una de las tejedas más
sobresalientes de Asturias). Otra referencia interesante que podemos fijarnos en
el momento de la partida es la del Cueto Corcovo, que es la mayor elevación que
vemos por delante y a la derecha del Pienzo.
Echamos a andar por una pista de tierra que pasa por la derecha de la última
casa del pueblo y por la izquierda de una plantación de eucaliptos. Hay que
tener cuidado de no tomar otra pista anterior que se desvía hacia la derecha. En
este primer tramo descendemos rápidamente hasta el río Espasa a través de un
túnel de robles, avellanos y castaños en cuyo sotobosque destaca la presencia
del helecho real. Como todos los ríos que nacen en las sierras litorales de la
región, es un riachuelo de escasa entidad. Lo cruzamos por pequeño puente de
cemento y empezamos a subir por el interior de un eucaliptal hasta alcanzar las
cabañas de Robazo, donde debemos atravesar una cancela de alambres de espino
para poder seguir por la pista. El siguiente tramo presenta una mayor pendiente
aunque, afortunadamente, no es muy largo y enseguida llegamos al final de este
camino de tractores, justo al lado de una cerca de madera. Nuestro sendero
continúa al otro lado de la portilla y nos lleva a lo alto de una primera loma
antes de seguir remontando el pequeño valle hasta la extensa pradería de su
cabecera. Por toda esta zona encontramos caballos pastando en régimen de
semilibertad y, entre ellos, es posible distinguir la robusta e inconfundible
figura del asturcón, de pelaje negro, brillante y de crines abundantes.
Por encima de la pradera vemos cómo el sendero zigzaguea por la empinada
ladera del Cueto Corcovo en busca de la vaguada que se abre a su derecha.
A medida que ganamos altura nuestra panorámica se extiende por montes enteros
cubiertos de eucaliptos, que se interrumpen cerca de la costa. Hacia el oeste
tenemos la ría de Villaviciosa, más cerca, distinguimos el hermoso pueblo
pesquero de Lastres y, frente a nosotros, las playas de La Isla y La Espasa.
Llegados a la base del Cueto nos encontramos con un paisaje mucho más
atractivo e inesperado, que conserva todo el encanto original de esta sierra.
Toda la vallina que se abre ante nosotros está cubierta por la Viesca de
Quirinaldos, un bosque mixto en el que destaca vivamente el verde oscuro de
numerosos
tejos y acebos en medio de la densa arboleda. En otoño-invierno, tras
la caída de las hojas, el aspecto del bosque es magnífico y evidencia la
extraordinaria abundancia de tejos. Del interior de la espesura nos llegan los
cantos de multitud de pájaros y las "risotadas" estridentes del pito real
mientras continuamos subiendo por el borde izquierdo de la mata, sorteando
altos
espinos. Vamos rodeando la base del Cueto Corcovo hasta que nos asomamos a un
circo, cubierto por el mismo bosque y formado por la empinada ladera del Pienzo
y varios cuetos dispuestos en semicírculo por delante del Pico. Cualquiera de
los caminos abiertos por el ganado nos permite ir ganando altura de una forma
progresiva, hasta que uno se da cuenta de que no queda más remedio que subir el
resto a base de lentos zigzagueos. Sin embargo, las simpáticas manadas de gamos,
que parecen jugar con el montañero para mantener una distancia prudencial sin
perderlo de vista, y los grupos de asturcones que nomadean por la zona hacen que
la ascensión sea entretenida.
En la cumbre hay un par de casetas al lado de la enorme cruz de hierro que
fue levantada en los años cincuenta. Cerca de nosotros vuelan majestuosos los
buitres y el paisaje es impresionante y amplio en todas direcciones, aunque
frecuentemente la niebla oculta la cima y nos impide disfrutar de la extensa
visión de la costa o de las montañas y valles del interior. En total habremos
empleado unas 3 horas para llegar a este punto culminante barrido constantemente
por el viento. El regreso lo haremos por el mismo itinerario ahora continuamente
en descenso, aunque no por ello resulta menos cansado.
Gobiendes-Robazo-Cueto Corcovo-La Viesca Quirinaldos-Pico
Pienzo
10 km (i/v)
Transporte recomendado: a pie.
Mejores épocas de visita: primavera, verano, otoño.
Dificultad de la ruta: muy alta.
Fuente de información: Luis Frechilla García