La cueva prehistórica de Tito
Bustillo verá suprimida la mayor parte de sus actuales visitas tras la apertura
al público del museo o centro de arte rupestre que Estado y Principado piensan
construir en la cantera de Corcubión. La Consejería de Cultura del Principado de
Asturias lo tiene claro.
En cuanto el nuevo centro de
interpretación abra sus puertas y hacia él se dirijan las visitas masivas de
público, la cueva original experimentará drásticos recortes.
Si en la actualidad tiene
capacidad para recibir a 45.000 personas repartidas durante seis meses en cupos
diarios de 360 visitantes, a partir de la inauguración del museo se reducirá a
una sexta parte. «Con la apertura del nuevo centro habrá que ver cómo manejamos
las visitas», aseguró Carlos Madera, director general de Promoción Cultural del
Principado de Asturias.
Los técnicos de la consejería
están valorando la actual situación para definir la fórmula más adecuada y crear
un nuevo régimen de visitas. No se descarta seguir el ejemplo marcado en su día
por la vecina cueva de Altamira. Es decir, cabe la posibilidad de mantenerla
abierta durante todo el año, pero con una asignación de visitas diarias muy
restringida, entre 15 y 25 personas.
De ser así, el aforo anual de
la cueva se verá reducido a siete u ocho mil personas. El flujo de personas
variará en función de la época del año y según el criterio de distribución
establecido por los estudios científicos realizados sobre los parámetros
medioambientales de la cueva.
Otra opción que está barajando
la consejería que dirige Ana Rosa Migoya pasa por la supresión total de la
visitas generalistas, limitándolas únicamente a reducidos grupos científicos,
académicos, periodísticos o profesionales, como la reciente visita protagonizada
por los miembros del Consejo de Patrimonio Histórico Nacional.
De esta forma se pretende
garantizar una mejor conservación de sus pinturas, muy deterioradas en los
últimos tiempos debido a la desecación del ambiente cavernario. La cueva de
Altamira lleva tres años cerrada al público. Se cerró en el año 2002 y así
permanecerá hasta que los estudios científicos a los que está sometida
determinen sus condiciones de conservación y permitan establecer un nuevo
régimen de visitas. La cueva de Tito Bustillo lleva ese mismo camino.
Investigación
Con la cueva cerrada al
público, la Consejería de Cultura podrá intensificar las líneas de investigación
que se llevan a cabo en la caverna y para las que ya se han reservado 66.260
euros en los presupuestos de 2006. En la actualidad se mantienen abiertos cuatro
frentes de exploración científica. Por un lado la paleontóloga. Por otro la
arqueológica, dirigida por Rodrigo de Balbín (Universidad de Alcalá de Henares).
La tercera línea, la geológica,
se encuentra bajo las órdenes de Alberto Foyo (Universidad de Cantabria). La
cuarta y última es la que llevan a cabo los expertos del Centro Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC) sobre el nivel cromático de las pinturas,
máxima preocupación de quienes tienen el compromiso de preservar este patrimonio
para generaciones venideras.
«Esta es una cueva que todavía
no lo ha dicho todo. Llevamos muchos años investigando y siempre surgen nuevas
hipótesis como aquellas que están relacionadas con la función de la pequeña
covacha localizada junto a la entrada original de la cueva», destacó Carlos
Madera.
Los responsables de la
Consejería de Cultura quieren que Tito Bustillo comience a ser noticia por su
importancia científica y patrimonial. Por esa razón, desde hace algún tiempo
también se han embarcado en una aventura cuyo objetivo pasa por conseguir el
máximo reconocimiento internacional a su protección patrimonial, su declaración
como Patrimonio de la Humanidad junto a otros yacimientos repartidos por el
territorio asturiano.
«Tito Bustillo es el eje de esa
declaración en la que se incluyen 18 cuevas y abrigos asturianos distribuidos
entre el Nalón (Candamo, La Viña y La Lluera) y el límite con Cantabria (El
Pindal, Covaciella, Les Pedroses o Los Azules), todas ellas aprobadas por el
Consejo de Patrimonio Histórico Nacional y que ahora esperan el visto bueno de
la Unesco», explicó Madera.
El director comparó la
discreción con la que se está tramitando esta petición con la «sensatez» con la
que se está sacando adelante el museo de Tito Bustillo, una «realidad imparable»
que el año que viene dispondrá de un millón cien mil euros para iniciar su
andadura.
El Estado aportará 600.000
euros y el Principado 500.000. «Vamos a encargar un proyecto museográfico
aprovechando todo lo aprovechable del proyecto ya existente», añadió en
referencia al trabajo diseñado por las empresas contratadas desde el
Ayuntamiento de Ribadesella.
Fuente de información:
ElComercioDigital