Asturias y Canarias son las
regiones españolas con menor implantación de los planes privados de pensiones,
según un estudio realizado por el Grupo Sabadell, al que pertenece el Banco
Herrero.
De acuerdo con dicho informe,
realizado a partir de datos del FRS-Inmark, el 14,1 por ciento de los españoles
mayores de 18 años es partícipe de un plan de pensiones individual. El año
pasado era el 13,1% de la población mayor de edad la que disponía de esta
fórmula de previsión.
Sin embargo, el proceder por
regiones no es uniforme. Mientras Galicia, con el 17 por ciento, y Aragón y
Comunidad Valenciana, con el 16,9 por ciento en cada una de ellas, son los
territorios autonómicos donde la penetración de planes de pensiones es
notablemente superior a la media española, en Asturias y Canarias la suscripción
de estos productos financieros se reduce al 9,4 por ciento de la población
adulta, seguidas de Castilla y León, donde los planes de pensiones cubren en la
actualidad al 9,6 por ciento de los ciudadanos.
Según este estudio del Banco
Sabadell, los planes de pensiones han experimentado en los últimos años un
crecimiento constante: si en 1999 amparaban al 8,2 por ciento de los españoles,
este año supera aquella cuota en casi seis puntos.
Si bien Asturias es, con el
País Vasco, una de las dos regiones españolas con pensiones públicas más
elevadas, seguidas de la comunidad de Madrid, el comportamiento de estas dos
últimas regiones es mucho más favorable a suscribir planes de pensiones
individuales que la población asturiana. En Madrid tiene suscritos planes de
este tipo el 12 por ciento de su población -2,1 puntos por debajo de la media
española-, pero el País Vasco, que encabeza tradicionalmente el «ranking» por el
importe de las pensiones medias de la Seguridad Social, supera también la media
de los planes privados: el 15,2 por ciento de los vascos lo tienen.
Según el informe del Banco
Sabadell, seis de cada diez partícipes españoles en este tipo de productos
financieros (el 61 por ciento del total) tiene entre 35 y 54 años. Sin embargo,
en los últimos años se constata un progresivo rejuvenecimiento de los
partícipes. Del mismo modo, aunque el 63 por ciento de los titulares son
hombres, entre los nuevos partícipes se constata una mayor presencia de mujeres,
lo que se atribuye a la creciente incorporación de la población femenina al
mercado laboral, así como a su «predisposición al ahorro previsión y una
autosuficiencia financiera», «factores que no se producen en igual proporción
entre las mujeres mayores de 55 años».
El estudio constata asimismo
que se mantiene la marcada estacionalidad en las aportaciones que los titulares
hacen en cada ejercicio, y que siguen concentrándose en el último trimestre del
año. El 58 por ciento de los nuevos contratos y el 70 por ciento del volumen
total de inversiones en planes de pensiones se concentra en el último trimestre
de cada ejercicio. A su vez, tres cuartas partes de los partícipes (en concreto,
el 79 por ciento) optan por realizar aportaciones periódicas y sólo el 21 por
ciento opta por ingresos extraordinarios. Estos últimos son más frecuentes entre
los partícipes de más edad, lo que se vincula con una mayor capacidad de ahorro,
mientras los jóvenes hacen entregas dinerarias recurrentes. En este segmento (de
25 a 34 años) sólo el 11 por ciento prefiere hacer aportaciones más voluminosas
y en menor número de operaciones.
De hecho, el importe de la
inversión anual de quienes prefieren realizar aportaciones extraordinarias es
cinco veces mayor que la de quienes optan por ingresos ordinarios. La inversión
anual de quienes hacen ingresos extraordinarios es de 3.600 euros de media,
mientras que la de quienes formalizan aportaciones frecuentes se sitúa en 800
euros.
Según este trabajo, el saldo
del partícipe se incrementa de forma notable a partir de los 50 años, al extremo
de multiplicarse por seis desde el tramo de edad comprendido entre los 35 y 39
años al de quienes se sitúan entre los 60 y 64 años, próximos ya a la edad de
jubilación.
Respecto al nivel de riesgo
asumido, el informe concluye que el 22 por ciento prefiere opciones más
prudentes (renta fija), el 38 por ciento de los partícipes opta por carteras de
renta variable, y el 73 por ciento -es decir, el grueso de los ahorradores-
busca fórmulas de renta mixta. El componente de renta variable -que es sólo el 6
por ciento del total de la inversión en planes de pensiones- se reduce
sustancialmente a medida que aumenta la edad, tratando así de atenuar lo más
posible la volatilidad a medida que se acerca la edad en que se procederá a
rescatar el plan de pensiones.
Fuente de información: lne