El punto de encuentro es el
centro de control, que cumple las funciones de local de recepción. Una sala de
este edificio se dedica exclusivamente a acoger a los visitantes para una
primera explicación, con una maqueta del parque eólico ante ellos. Y a sus
espaldas, a través de los ventanales, divisan varios aerogeneradores a los que
dirigen la mirada con frecuencia mientras el técnico Sergio Robles da cuenta de
los datos más interesantes.
La primera visita programada
para ayer al parque eólico instalado por la empresa Northeolic fue la de alumnos
de cuarto de ESO del Instituto de Tineo. Más tarde les tocaría el turno a
estudiantes de Grado.
Las visitas concertadas a las
instalaciones de Pico Gallo se organizan para centros educativos (colegios,
institutos y facultades) y organismos públicos, aunque el parque eólico puede
ser visitado, sin guía, por todo aquel que quiera y, de hecho, los fines de
semana son muchas las personas que se acercan para pasear por la zona.
La explicación de Sergio Robles
parte de las primeras mediciones desarrolladas en 1997 por la empresa en la zona
(Tineo, Allande, Salas y Cangas del Narcea) para la instalación de los molinos.
La ubicación elegida por Northeolic fue Pico Gallo al cumplir varias
condiciones: sopla viento suficiente, existía posibilidad de evacuar la energía
eléctrica, las carreteras permitían el traslado de los enormes aerogeneradores y
era posible instalarse en dichos terrenos.
En tres años se conseguían
todos los permisos para que entrase en funcionamiento hace tres años y medio.
Las aspas o palas de los 37 aerogeneradores, que ocupan en una línea recta
dibujada de norte a sur unos 3.500 metros, comenzaban entonces a moverse al
ritmo del viento.
Energía cinética
«La energía cinética del viento
se transforma en mecánica y después en eléctrica», señalaba Robles, explicando a
los estudiantes que existe en el aerogenerador un multiplicador que eleva las
revoluciones por minuto a las que gira el aspa o rotor. Tras los apuntes
iniciales llegaron las preguntas de los estudiantes: ¿A qué responde esta
orientación? A las direcciones predominantes en que sopla el viento, que en el
caso de la instalación de la sierra tinetense es oeste y sureste, respondió
Robles.
¿Y cuál es la distancia entre
aerogeneradores? Entre 100 y 140 metros y depende del diámetro del rotor, que es
de 46 metros. La distancia debe ser de 2,5 o 3 diámetros entre una y otra torre.
Pregunta ahora para los alumnos
planteada por el técnico de la empresa promotora del parque eólico que les pedía
que mirando a las torres calculasen a cuántos pisos de un edificio equivale una
de ellas. «A cuatro», dijo uno de los alumnos, al que siguió uno de sus
compañeros: «Veinte». La respuesta: aproximadamente quince pisos.
Los jóvenes tinetenses,
familiarizados con el primer parque eólico que se puso en funcionamiento en la
región, se centraban en aspectos como la propiedad de los terrenos en los que se
asienta y el acuerdo entre ambas partes. A lo que Robles contestaba que se llegó
a un acuerdo con el Ayuntamiento de Tineo, al que se pagó por la instalación y
año a año de alquiler. También se interesaron por los años de vida de un
aerogenerador, que se estima es de unos 20 años pero, afirmaba el técnico, no
existe experiencia de otras instalaciones similares que lo confirmen ya que los
parques eólicos se empezaron a instalar a finales de los años ochenta y noventa
del pasado siglo, y en ese caso, con máquinas más antiguas.
«Se supone que 20 años
durarán», dijo, en referencia a los aerogeneradores de unas instalaciones que
tienen una concesión por 25 años. Los alumnos se enteraron ayer de que la
inversión inicial se amortiza en unos siete u ocho años y que la producción
mínima para que el parque eólico sea rentable es la equivalente a 2.000 horas
anuales con mucho viento, a velocidad normal. «Hoy funcionan a medio gas»,
resaltó Robles, afirmando que otoño e invierno son las mejores épocas. Los 37
aerogeneradores generan la energía suficiente para dar servicio a 25.000
familias.
Con una visión sobre el futuro
de la energía eólica en la región concluía la primera parte de la visita. «Pasa
por un parón, hay 7 parques eólicos en funcionamiento y se ha saturado la
capacidad de evacuación de las líneas eléctricas», señaló Sergio Robles, que
indicó que el futuro pasa por el desarrollo de infraestructura eléctrica nueva.
Actualmente, dijo, «se busca una solución global entre todos los promotores».
A continuación, un recorrido
por la sala de control, donde los alumnos pudieron observar cómo se controla
desde un ordenador el parque eólico y se puede comprobar si un aerogenerador
funciona o no y a qué velocidad gira.
Tres personas se encargan del
mantenimiento. Cada dos meses revisan cada aerogenerador, además de ocuparse de
solucionar las averías que de vez en cuando se producen. Ya fuera del centro de
control concluía la visita a los pies de una de las torres. El tiempo acompañaba
y se podía divisar el resto de los molinos. Algo que no siempre ocurre en el
parque eólico, situado a unos 1.000 metros de altitud, con la frecuente
presencia de la niebla.
Fuente de información: lne