Faltaron los goles en un
partido que tuvo poca tensión y en el que sobró aburrimiento. La falta de
objetivos deslució un encuentro en el que la tranquilidad no fue suficiente
argumento para que el Sporting y el Xerez aprovecharan para contribuir al
espectáculo futbolístico que esperaban los casi 10.000 aficionados que mantienen
la fidelidad con su asistencia.
Las rotaciones de Marcelino
dieron en esta ocasión la titularidad a Arthuro en detrimento de Ismael. El
resto fueron los esperados. En el Xerez se mantuvo la duda de Del Pino hasta el
último momento. Martín hizo varios cambios, con la presencia de Pendín en el
centro del campo, flanqueado por Monteagudo y Ramírez.
El encuentro tuvo un inicio
animado, sobre todo por las bandas de Pablo Álvarez y Mena. En realidad fueron
los únicos que crearon algunas complicaciones a sus pares. Pero fue un
espejismo, porque el desarrollo del juego pronto cayó en un rosario de
imprecisiones. Los jugadores de ambos equipos parecían especialistas en dar el
balón al contrario, lo que hicieron con una maestría de lujo.
El Xerez parecía tener más
frescura, porque arriesgaba menos, aunque los rojiblancos mostraban seguridad en
su defensa, salvo en los escarceos de Mena. Sastre, que encontró problemas al
principio, fue entonándose para ir de menos a más, hasta controlar
aceptablemente su parcela, salvo en acciones aisladas.
La presión del Xerez podía con
el Sporting, cuyo centro del campo no encontraba espacios libres para buscar las
internadas. Sólo Juan lo logró en dos ocasiones, pero Arthuro no acertó a
controlar al primer toque para irse de Gerard o Roteta. En la parcela central,
tanto Borreguero como Javi Fuego se veían obligados a horizontalizar el juego,
porque cuando buscaban profundizar les fallaba la intención de pase.
El primer tiempo resultó
tedioso. Sólo se animó en dos ocasiones, con un derribo de Gerard a Dorado que
Martínez Franco sacó dos metros fuera del área, y el posterior lanzamiento, que
Tete despejó en un potente tiro de Borreguero. Fue todo lo que ofreció el equipo
rojiblanco a su fiel hinchada.
Tras el descanso, el Xerez
salió más ambicioso y dio la sensación de que le comía algo de terreno a los
rojiblancos. El equipo gijonés no acababa de centrarse y mantenía el ritmo de
imprecisiones, con demasiados pases al contrario. De todas formas, aunque el
conjunto andaluz tenía más presencia, las llegadas al área de Roberto eran
nulas. Sólo los intentos de Mena, sin ningún tipo de apoyos, tenían apariencia
de que podían crear algún problema a la zaga rojiblanca. De hecho, una jugada
del talaverano acabó con un desvío de Roteta que dio en el palo derecho de
Roberto.
Esta acción pareció despertar a
los rojiblancos, lo que coincidió con los cambios. El primero en irse fue Juan,
para dejar su sitio a Ismael, quien ocupó la banda derecha, con lo que Pablo
Álvarez pasó a la izquierda. Después, con la incorporación de Gerardo, el
navarro pasó al centro del ataque, junto a Arthuro. La entrada de Bauzá por
Borreguero sólo modificó la posición de Javi Fuego, que pasó a moverse más por
la banda derecha.
Ocasiones aisladas
En esta fase, el equipo gijonés
tuvo aisladas llegadas, pero se recuperó uno de los vicios de esta temporada, el
miedo a tirar a puerta, con demasiada floritura. En los intentos de aproximación
a la portería de Tete se produjeron las dos ocasiones más claras del partido,
que podían haber dejado el triunfo en casa, pero Arthuro no acertó en su remate,
cuando estaba sólo ante el portero rival, si bien se quejó de un agarrón previo,
e Ismael tiró por encima del larguero un desvío del brasileño, cuando estaba en
una posición inmejorable para haber atinado la puntería.
El partido estuvo más movido en
los compases finales, pero sin demasiado sentido. El Xerez puso a prueba a
Roberto con un tiro de Camuñas, que acabó en un córner que no llegó a
ejecutarse, porque se habían consumido los tres minutos de propina otorgados por
el murciano Martínez Franco.
El empate sin goles fue el
resultado más lógico, aunque los entrenadores vieron otra espectacularidad que
desde la grada parece que no se aprecia. El Sporting dispuso de las
oportunidades más claras, pero su falta de puntería hacen que el resultado no
sea injusto, mientras que el Xerez ofreció una imagen de equipo combativo en el
aspecto defensivo, pero sin más mordiente ofensiva que la presentada por Mena,
que demostró ser el mejor jugador del conjunto andaluz, aunque situado en una
banda, lejos del área, es complicado que tenga ocasión de crear complicaciones a
la defensa rival.
El Sporting fue un equipo con
escasísima tensión, sobre todo en el primer tiempo. La defensa mantuvo un buen
tono por el centro. A la sobriedad aportada por Neru hay que sumar la grata
presencia de Isma, a quien a sus años le toca pasar la reválida de los técnicos
con vistas a una renovación que parece aconsejable por lo poco que se le vio
hasta ahora.
La falta de objetivos parece
haberse convertido en un problema para que los rojiblancos se contagien de
alguna tensión, sobre todo ante rivales que tampoco se juegan nada, como son el
Lleida y el Nástic, los que quedan por visitar El Molinón en un final de Liga
demasiado descafeinado. Tal vez sea conveniente echar mano de algún futurible
del filial, si se confirma que queda fuera de la liguilla de ascenso. La gente
de la casa suele ser un aliciente para la sufrida afición, que sí que tiene
motivos para estar alicaída.
Fuente de información:
ElComercioDigital