La victoria de Fernando Alonso
en Bahrein supuso un coste secreto, que sólo tuvo una manifestación externa
cuando en Imola se contabilizaron sus escasas vueltas en los días previos al
Gran Premio de San Marino. Entre el viernes y el sábado sólo dio 18 giros al
trazado, un número escaso aún para estas épocas de la F-1, cuando ahorrarle
kilómetros al motor es una premisa fundamental para todos. El asturiano puede
pasar por ser un tipo muy gracioso o muy mentiroso. En cualquier caso, ayer
rodó, más en la segunda sesión que en la primera -que se disputó a la misma hora
prevista para la carrera del domingo-, pero tampoco con exageración, apenas 26
vueltas. Un hecho poco sintomático porque nadie lo hizo, exceptuando algún que
otro piloto probador.
Y es que todos en el 'circo'
dan por hecho que las sesiones de los viernes carecen de valor. Gastar poco
neumático y no castigar los propulsores. Esa es la orden que se ha impuesto,
sólo interrumpida por la necesidad de evaluar qué goma resulta la más adecuada.
Una duda que todos aseguran haber despejado.
Así las cosas, el circuito
barcelonés de Montmeló ya está en plena ebullición. Si el jueves la afluencia
rompió todos los récords anteriores, ayer el fenómeno ovetense hizo decir
presente a nada menos que 59.000 personas. Hoy, el día en el que se empezará a
configurar la parrilla de salida, se esperan alrededor de 100.000 aficionados.
Será el preludio de un domingo inolvidable.
El ambiente en las
instalaciones de Montmeló echa chispas por la rivalidad Renault-Ferrari. Por un
lado, la diferencia entre el asturiano y el alemán es incontestable, por mucho
que sorprenda. Además, en la primera jornada de entrenamientos, Alonso fue 0,686
segundos más rápido que el alemán, aunque uno y otro se quedaron a una eternidad
-entre dos y tres segundos- del mejor, otra vez Pedro Martínez de la Rosa.
Susto de Montoya
Coincidiendo con el regreso
accidentado de Juan Pablo, el catalán se mantuvo con firmeza y volvió a colgarse
el cartel del más rápido de los viernes. Logró el mejor tiempo por la mañana y
por la tarde y con una notable ventaja sobre el resto -encabezados primero por
Klien, y posteriormente por Zonta-, que deja dos cosas bien claras: que se trata
de un piloto ganador y que al McLaren de esta temporada, a falta de una
fiabilidad que lo empuje a lo más alto, nadie le gana en velocidad. De hecho,
marcó el techo: 221,912 kilómetros por hora.
Además, una minúscula puerta
quedó abierta para el catalán, que podría correr el domingo si el colombiano,
que reaparecía tras sufrir una lesión mientras jugaba al tenis y que ha estado
apartado de la competición los dos últimos grandes premios, no se recupera del
impacto recibido ayer. Montoya sufrió un aparatoso accidente a pocos minutos del
final de las pruebas al salirse de la pista en la curva número 9, una rápida a
derechas, y destrozar su monoplaza.
Fuente de información:
ElComercioDigital