No hay entradas ni para los
amigos íntimos. A estas horas, un trozo de papel que dé derecho a contemplar en
directo el próximo Gran Premio de España vale una auténtica fortuna. Hay ansia
por volver a ver al asturiano de Renault dejarle muy claro a Schumacher que es
un líder sólido y que lo ocurrido en Imola fue una batalla corta, pero
demoledora de lo que todavía puede acontecer.
A Alonso le dan la razón las
cifras, se tomen por donde se tomen. Las 115.000 localidades vendidas para la
cita del próximo 8 de mayo -una asistencia récord, que dobla la registrada este
pasado domingo en el circuito italiano- asustan y conmueven a los organizadores,
a sus fieles seguidores y a aquellos rivales más reconocibles. El 60% de los
propietarios son españoles, con lo que cerca de 70.000 'nacionales', por 35.000
extranjeros, animarán al piloto ovetense, algo sin precedentes.
Entre los primeros, una
marabunta asturiana, que avanzará un año más por las tribunas azules del Circuit.
De hecho, más de 10.000 aficionados de la región tienen confirmada su presencia
en el recinto, desplazados a través de las numerosas peñas en 40 autocares o en
vehículos particulares.
«Este año hemos notado que
mucha gente que en temporadas anteriores había preferido ir en viajes
organizados, ha optado en esta ocasión por hacerlo por libre», precisaron
fuentes del RACC, que sitúan la franja de edad de los viajeros entre los 20 y
los 35 años.
Pero no todos tienen ya en sus
manos la entrada, cuyos precios oscilan entre los 105 euros del pelouse y los
425 de la tribuna. Además, la tercera victoria consecutiva del ovetense ha
disparado otra vez la búsqueda de un milagro. Así lo notó en primera persona el
presidente de la Peña F-1, José Vicente García, cuyo móvil no cesó de sonar
durante toda el día. «La gente debe ser consciente de que no hay ni una sola
localidad en venta», explicaba mientras su teléfono volvía a reclamar su
atención. «Es tremendo», añadía.
Bien temprano, los responsables
de la agencia del RACC en Gijón abrían sus puertas y ojeaban las portadas de los
diarios, testigos de un duelo al límite. Ellos, desde su impecable vestimenta,
esperaban lo inevitable después de uno de los episodios que pasarán a los anales
de la historia: atender la demanda del que se ha convertido en su mayor
producto.
«¿Le queda alguna entrada de
pelouse para Montmeló?, preguntaba un ciudadano gijonés pocos minutos después.
El mismo que luego se convertiría en uno de los afortunados 'agraciados', previo
pago, con una de las siete entradas disponibles. En media hora ya habían caído
la mitad. En menos de dos horas, habían volado todas. «Mucha gente nos ha
llamado en busca de una localidad, pero no nos queda ninguna», explicaba una de
las encargadas.
La ardua tarea en que se ha
convertido la búsqueda de un pase para la carrera está llegando a su fin. María,
de 22 años de edad, acudió con un amigo que «también está loco por Fernando,
pero no sé donde se ha metido. No le veo por aquí». Señalaba la entrada del
establecimiento. Y es que hay muchas mujeres aficionadas al mundo del motor. La
mayoría de ellas, muy jóvenes. María, por ejemplo, tuvo un final feliz.
A la misma hora, no se veían
colas -que las llegó a haber- junto a la sucursal de la agencia de viajes
Marsans, la empresa que trabaja con la Peña F-1 de Oviedo, pero los interesados
no pararon de entrar. Y todos ellos salieron satisfechos y con una sonrisa que
evidenciaba que la odisea había merecido la pena. Juanjo, un estudiante de
Medicina, con su entrada en la mano, era claro: «Ahora ya me puedo morir
tranquilo... Pero no antes de la carrera».
Y el teléfono del Circuit de
Catalunya, aunque colgó ya hace varias semanas el cartel de 'no hay entradas',
no paró de sonar en todo el día. Pero es misión imposible contentar a todos. «La
deslumbrante temporada que está realizando Alonso ha disparado todas las
previsiones», declaraban las mismas fuentes del RACC en Barcelona, que
reconocían que «esto es una locura total», mientras eran incapaces de satisfacer
las numerosas peticiones que aún reciben desde «todas las regiones de España».
De auténtica locura.
Fuente de información:
ElComercioDigital