La temporada de F-1 afronta su
segunda etapa, la primera en Europa tras el periplo inicial en el Hemisferio
Sur. El salto al viejo continente suele traer cambios en el rendimiento de los
equipos. Todo el mundo quiere ver ahora cómo responden Fernando Alonso y Renault
a los novedades que introducirán sus rivales, especialmente Ferrari. La Scudería
corre en casa, en condiciones que conocen bien, y Michael Schumacher sabe que si
quiere aspirar a renovar una vez más su título, tiene que batir al asturiano
cuanto antes.
Alonso espera la cita
tranquilo. Tras el Gran Premio de Bahrein, el asturiano probó en Montmeló nuevas
evoluciones del R25. Giancarlo Fisichella no pudo completar su programa en esa
semana y siguió trabajando en Paul Ricard. Las necesidades de los monoplazas
hicieron variar los planes de preparación física de los pilotos. En principio,
estaba previsto un stage en Courchevel, una de las estaciones de los Alpes
Franceses englobadas en el dominio esquiable de los Tres Valles, en el área de
Albertville, pero Alonso se quedó sólo en este stage y decidió junto a su
mánager, Luis García Abad, y uno de sus fisioterapeutas, Edoardo Bendinelli,
ejercitarse en Sierra Nevada.
Además de permanecer en España
y promocionar el infrautilizado CAR de Sierra Nevada para el Consejo Superior de
Deportes, Alonso y su preparador encontraron en la sierra granadina dos
ventajas: mejor clima y más altura. Una de los propósitos de este stage es
mejorar su rendimiento aeróbico con un entrenamiento en altitud. El trabajo en
Sierra Nevada, sobre todo el esquí de fondo, se puede hacer entre 2.500 y 3.000
metros, mientras que en Courchevel no pasaría de 1.800 metros como cota máxima.
Alonso practicó el esquí de
fondo, el esquí alpino y las travesías con raquetas de nieve orientados a
"aumentar la resistencia y retrasar la aparición de la fatiga" en el piloto
asturiano, explica Edoardo Bendinelli, un experto esquiador, exalpinista
profesional y exentrenador del equipo italiano de piragüismo. El esfuerzo en una
carrera de Fórmula 1 se produce al soportar las aceleraciones, frenadas y
fuerzas centrífugas y, sobre todo, se deriva de la tensión que hace que el pulso
de un piloto que como Alonso, no pasa de las 42 pulsaciones en reposo, se sitúe
durante hora y media por encima de 180 con picos de más de 200 durante la salida
o algún adelantamiento. Ese tremendo bombeo de sangre hace muy importante el
entrenamiento aeróbico.
Alonso comenzará a comprobar
las beneficios del trabajo en altura pasado mañana, cuando dispute un partido de
fútbol en Imola junto a Michael Schumacher y otros pilotos de F-1 y motos con
fines benéficos. Será el punto de partida de cinco días en la ciudad italiana
que concluirán con la carrera del domingo.
El de San Marino no es un gran
premio más, es el del inicio del primer ciclo en Europa que completarán España,
Mónaco y Alemania, el del regreso a condiciones normales de temperaturas, a
circuitos conocidos por todos... a casa de Ferrari. La scudería comenzó a
reaccionar en Bahrein y parece que ya tiene un coche tan rápido como el Renault.
Falta saber si ya es fiable y si los neumáticos Bridgestone están también a la
altura con la ventaja de enfrentarse a temperaturas mucho más bajas que en
Malaisia o Bahrein. "Si Schumacher quiere ganar el título, tiene que ganar o en
Imola o en España", explicó la semana pasada Alain Prost, cuatro veces campeón
del mundo y un fenomenal estratega. Schumi también lo sabe, y todo su equipo,
comenzando por Todt.
Y también lo saben en McLaren,
que introducirán mejoras en el MP4-20 para solventar los problemas de Raikkonen
y De la Rosa en las calificaciones, los únicos de un coche que marcó la vuelta
rápida en dos de las tres carreras disputadas. Williams y Toyota también
introducirán mejoras. Esto ya parece un todos contra Alonso . No en vano es el
líder, y un líder sólido.
Fuente de información:
LaVozdeAsturias