En todos los sentidos, la 
distancia entre Asturias y Galicia es corta. Por eso, si se mezcla el mestizaje 
cultural del occidente asturiano con las escasas posibilidades de acceder a un 
empleo en la zona, y se le añaden los esfuerzos de la Xunta por fomentar el uso 
del gallego a la vez que lo exige en sus oposiciones, nos encontramos con una 
realidad bastante razonable: cada año, casi un centenar de jóvenes asturianos 
viajan a Galicia para aprender el idioma de la comunidad vecina y conseguir un 
diploma. Sólo un papel, pero vital si se quiere acceder a los puestos de trabajo 
público que ofrece la Xunta. Porque, al final, los que hoy se ven obligados a 
formarse en gallego son los mismos que mañana dejarán su terruño, si tienen 
suerte, para ganarse la vida en Lugo o en La Coruña o en cualquier otro punto de 
Galicia. 
Sin embargo, lejos de 
dramatizar, para los asturianos que aprenden gallego la experiencia no resulta 
en absoluto traumática, y menos si se la compara con la constante incertidumbre 
que supone la búsqueda de empleo. «Para nosotros el curso es fácil, en casa 
hablamos gallego...», dice Rocío Santamarina, profesora de 27 años, «bueno, 
gallego o como lo quieran llamar: lo que hablamos en Vegadeo». 
Al margen de los pleitos entre 
gallegistas y asturianistas por apropiarse de la fala occidental, a los 
asturianos que acuden a los cursos de gallego en Ribadeo les impulsan 
motivaciones más vitales. Los legítimos propietarios de la fala sólo ven en el 
gallego una posibilidad más de conseguir un trabajo. «La mayoría de los que 
venimos aquí estamos en paro, así que es una buena manera de aprovechar el 
tiempo y abrir posibilidades para trabajar en Galicia. Es decir, hacemos el 
curso por si acaso...», añade Eva López, de 24 años, bióloga y también de 
Vegadeo. 
Cada año, más 
La asistencia de asturianos a 
los cursos de gallego no es algo nuevo. Desde hace ya quince años el Gabinete de 
Política Lingüística de Lugo organiza en Ribadeo este tipo de actividades. «Cada 
año viene más gente de Asturias», asegura Beba Sordo, coordinadora de los 
cursos. Sobre todo, los alumnos llegan de «Vegadeo, Castropol, los Oscos, Tapia, 
Navia... toda la zona occidental hasta Luarca. Pero también viene gente de 
Oviedo, Piedras Blancas...». De hecho, la mayoría de los alumnos que reciben 
clases allí «son asturianos», porque los jóvenes gallegos no necesitan obtener 
ese certificado al disponer de él tras formarse en colegios e institutos donde 
ese es idioma oficial. 
Según los datos de la 
Consellería de Cultura, el número de asturianos que llegan cada año a Ribadeo 
para estudiar rozan el centenar, cifra que incluye aquellos que hacen los cursos 
de iniciación y los de perfeccionamiento, de 75 horas cada uno. «Este es el que 
se necesita para ser funcionario en cualquier consellería o ayuntamiento».
Para no ir a las islas
Y también vale para colarse en 
la empresa privada. Eso es lo que mueve a José Manuel, vecino de Oviedo que 
trata de mejorar su currículum. «Trabajé en Galicia, y viene bien tener el 
mérito del gallego. Así, si no hay trabajo en Asturias, siempre me puedo venir 
aquí, cerca de casa, y no tener que marchar a las islas u otros sitios más 
remotos». 
Sin embargo, entre llegar de 
Oviedo o proceder de, por ejemplo, Vegadeo, hay grandes diferencias a la hora de 
aprender gallego. La profesora, Reme Otero, certifica que «para los asturianos 
de aquí cerca la cosa es mucho más fácil, pero también se encuentran con ciertas 
complicaciones». Porque, a veces, «conocer la lengua les hace decir 'yo esto no 
lo digo así', de manera que en ciertos casos quien no tiene ni idea disfruta de 
la ventaja de no tener tampoco ciertos vicios». 
Eva y Rocío asienten. «Este 
gallego está más normalizado que lo que hablamos en Vegadeo: hay vocales 
abiertas y cerradas, diferente pronunciación y, a veces, el vocabulario cambia». 
Pero, claro, «igual que el gallego de Ourense es diferente al gallego oficial». 
Las dos acuden al curso con otras tres amigas, también veigueñas, también 
universitarias y también en el paro. Tras estudiar durante varios años en 
Oviedo, la generación se reencontró en el pueblo para sufrir el azote del 
desempleo. 
-¿Conocéis a más gente que 
tenga pensado venir a hacer este curso? 
-Casi nadie, porque la mayoría 
de la gente de nuestro entorno ya lo ha hecho.
Fuente de información: 
ElComercioDigital