Emigrar en galego
Fecha Lunes, 18 abril a las 10:43:54
Tema Actualidad


En todos los sentidos, la distancia entre Asturias y Galicia es corta. Por eso, si se mezcla el mestizaje cultural del occidente asturiano con las escasas posibilidades de acceder a un empleo en la zona, y se le añaden los esfuerzos de la Xunta por fomentar el uso del gallego a la vez que lo exige en sus oposiciones, nos encontramos con una realidad bastante razonable: cada año, casi un centenar de jóvenes asturianos viajan a Galicia para aprender el idioma de la comunidad vecina y conseguir un diploma. Sólo un papel, pero vital si se quiere acceder a los puestos de trabajo público que ofrece la Xunta. Porque, al final, los que hoy se ven obligados a formarse en gallego son los mismos que mañana dejarán su terruño, si tienen suerte, para ganarse la vida en Lugo o en La Coruña o en cualquier otro punto de Galicia.

Sin embargo, lejos de dramatizar, para los asturianos que aprenden gallego la experiencia no resulta en absoluto traumática, y menos si se la compara con la constante incertidumbre que supone la búsqueda de empleo. «Para nosotros el curso es fácil, en casa hablamos gallego...», dice Rocío Santamarina, profesora de 27 años, «bueno, gallego o como lo quieran llamar: lo que hablamos en Vegadeo».

Al margen de los pleitos entre gallegistas y asturianistas por apropiarse de la fala occidental, a los asturianos que acuden a los cursos de gallego en Ribadeo les impulsan motivaciones más vitales. Los legítimos propietarios de la fala sólo ven en el gallego una posibilidad más de conseguir un trabajo. «La mayoría de los que venimos aquí estamos en paro, así que es una buena manera de aprovechar el tiempo y abrir posibilidades para trabajar en Galicia. Es decir, hacemos el curso por si acaso...», añade Eva López, de 24 años, bióloga y también de Vegadeo.

Cada año, más

La asistencia de asturianos a los cursos de gallego no es algo nuevo. Desde hace ya quince años el Gabinete de Política Lingüística de Lugo organiza en Ribadeo este tipo de actividades. «Cada año viene más gente de Asturias», asegura Beba Sordo, coordinadora de los cursos. Sobre todo, los alumnos llegan de «Vegadeo, Castropol, los Oscos, Tapia, Navia... toda la zona occidental hasta Luarca. Pero también viene gente de Oviedo, Piedras Blancas...». De hecho, la mayoría de los alumnos que reciben clases allí «son asturianos», porque los jóvenes gallegos no necesitan obtener ese certificado al disponer de él tras formarse en colegios e institutos donde ese es idioma oficial.

Según los datos de la Consellería de Cultura, el número de asturianos que llegan cada año a Ribadeo para estudiar rozan el centenar, cifra que incluye aquellos que hacen los cursos de iniciación y los de perfeccionamiento, de 75 horas cada uno. «Este es el que se necesita para ser funcionario en cualquier consellería o ayuntamiento».

Para no ir a las islas

Y también vale para colarse en la empresa privada. Eso es lo que mueve a José Manuel, vecino de Oviedo que trata de mejorar su currículum. «Trabajé en Galicia, y viene bien tener el mérito del gallego. Así, si no hay trabajo en Asturias, siempre me puedo venir aquí, cerca de casa, y no tener que marchar a las islas u otros sitios más remotos».

Sin embargo, entre llegar de Oviedo o proceder de, por ejemplo, Vegadeo, hay grandes diferencias a la hora de aprender gallego. La profesora, Reme Otero, certifica que «para los asturianos de aquí cerca la cosa es mucho más fácil, pero también se encuentran con ciertas complicaciones». Porque, a veces, «conocer la lengua les hace decir 'yo esto no lo digo así', de manera que en ciertos casos quien no tiene ni idea disfruta de la ventaja de no tener tampoco ciertos vicios».

Eva y Rocío asienten. «Este gallego está más normalizado que lo que hablamos en Vegadeo: hay vocales abiertas y cerradas, diferente pronunciación y, a veces, el vocabulario cambia». Pero, claro, «igual que el gallego de Ourense es diferente al gallego oficial». Las dos acuden al curso con otras tres amigas, también veigueñas, también universitarias y también en el paro. Tras estudiar durante varios años en Oviedo, la generación se reencontró en el pueblo para sufrir el azote del desempleo.

-¿Conocéis a más gente que tenga pensado venir a hacer este curso?

-Casi nadie, porque la mayoría de la gente de nuestro entorno ya lo ha hecho.

Fuente de información: ElComercioDigital







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