Aires del norte, así se llama el último disco de
Vicente Díaz, aunque los diecinueve anteriores, pues del vigésimo se trata,
siempre incluyeron en los surcos huellas no sólo de aires, también de luces,
sentimientos, historias, sabores, orbayos, atapeceres, alboradas, alegrías,
carbayos, romerías, emigrantes, mineros, pescadores, marejadas, escanciados,
pomaradas, costeras, quintanas, requexos, montes, nostalgias, xanas y
-resumiendo- de otras puntadas y tramas con las que rebasa treinta años
componiendo, canción a canción, un personal, amplio y denso tapiz asturiano.
En el salón de actos de la
Escuela de Hostelería nos reunimos unos cuantos amigos para escuchar "Toca el
panderu", "Ven al festival de Nava", ¡Que la baile", "Canta Rapacina", "Vamos
dir a Covadonga", "Avilés", "Asturies n'el corazón", Chavalina", "El café del
pescador", "La fiesta mayor", "Lejos de Asturies" y "Mieres", que son títulos
claramente anticipadores de unos entrañables contenidos con sabor a reineta y
besín de moza amorosina.
Antes y durante la audición del
"cedé", que a veces contó con la entonada superposición, improvisada y viva, de
su cálida y enérgica voz, Gonzalo Mieres trazó las pinceladas de quien inició
camino en Los Veneros de Soto del Barco, ensanchó los horizontes de la canción
popular asturiana, enarboló una guitarra rompiendo, tal como hiciera "El Presi",
limitaciones atávicas, y sigue repartiendo entre los asturianos del interior y
los del exterior, por México, Suiza, Santo Domingo, Venezuela, Alemania o
Bélgica, momentos de baile, de coro, de silencio, de hermandad, y de lágrimas.
"Aires del Norte" ha contado
con Juanjo González en la dirección de un sonido rico y matizado que integra la
participación de Pepín Robles, acordeón; Rubén Álvarez, guitarra acústica; David
Varela, percusión; Manu León, guitarra española; Javier Díaz, gaita; Juan
Flores, flauta y saxo alto; Kiko Flores, saxo tenor; Miguel Herrero y J. Manuel
Quintana, trompetas; Laura Díaz, voz; y Marta Álvarez, Covadonga Hernández,
Urbano Fernández, J. Manuel Parrondo, Honorio Suárez, Ramón Palacio, J. Luis
Alonso, J. Manuel Casal y Aurelio Vázquez, coros.
Los Díaz, Marta y Javier,
forman parte de la más amplia saga musical hogareña.
Firma los temas Pepín Robles,
con varias letras de Arsenio Fernández; pone una excepción sentida "Canta
Rapacina", poesía a la moza dejada en la aldea y nunca olvidada -"Que tranquila
ye la vida /en el pueblín de mi amor, /en esa aldea querida /onde me enamoré yo.
/Canta rapacina canta, /canta que tienes porqué. /Canta rapacina, canta /que muy
pronto volveré..."- escrita por el triste y tempranamente fallecido Marcos
González.
El tema "Avilés" -"Viva Avilés,
/industrial y marinera, /pescaora y gallaspera, /campesina y señorial"- merece
convertirse en el himno popular de la villa del Adelantado, y unir manos,
voluntades e identidades igual que "Gijón del alma" lo hace en la villa de
Jovellanos.
El séptimo corte, "Asturies
n'el Corazón", resume mejor que cualquier ocurrencia mía el ayer, hoy y mañana
de quien detenta dos discos de oro, un urogallo de bronce, un premio Obaya-Cardín,
y otros reconocimientos públicos.
Públicos, sí, pero sobre todo
del público.
"Ya pasaron muchos años /desde
que empecé a cantar, /cuando subí a un escenario /nun yera más que un chaval. /Y
aún me estremezco por dentro /cuando canto una canción /será por el sentimientu
/que llevo nel corazón. /Siempre cantando y cantando /con allegría en la voz,
/por toda Asturias rondando, /hasta que lo quiera Dios. /Que empiece la romería,
/al son de gaita y tambor, /que aquí ta Vicente Díaz /cantando con ilusión".
Treinta y dos años lleva.
Menos de los que le quedan.
Reportaje de Luis Antonio
Alías
Fuente de información:
ElComercioDigital