El Papa nos ha mostrado de una
forma clara a todos los hombres, con su enfermedad y ancianidad, su compromiso
con su encargo divino. El Papa de los números --ya que destaca no solo por su
calidad, sino también por su productividad--, no ha dejado de hacer lo que tenía
que hacer hasta donde se lo había propuesto, hasta su muerte. Sin ir a
argumentos religiosos ni metafísicos, sino meramente humanos, la imagen del
Papa, en estos años de enfermedad, ha parecido más la del que no se deja vencer.
La del que se ha esforzado por vivir, dirigir y transmitir sus creencias, a
pesar de las temporales o aparentes derrotas, pero que ha sabido que la
verdadera batalla, la que importa, es la final, que acaba con la muerte. Y la ha
ganado siendo firme en sus creencias.
TOPONIMIA , Valle de Turón
***Manuel J. López, "Lito"
***Oviedo
c
Hace algunos años se acometió
una primera señalización del valle de Turón atendiendo a la toponimia del
territorio. Por tratarse de una primera aproximación resultó polémica, como
ocurre con todo lo novedoso, al tiempo que tampoco estuvo exenta de errores y
omisiones. Pero, en general, podemos decir que fue positiva. Ahora, cuando
parece que va a llevarse a cabo una nueva actuación en ese sentido, revisando la
toponimia del concejo de Mieres, quisiéramos colaborar en lo que al valle de
Turón se refiere, con nuestra modesta aportación, avalada unas veces por vía
documental, y, otras, por tradición oral de siglos.
Nos referiremos, en primer
lugar, a los barrios como el de Puenes (omitido), que iría en la carretera
general desde el final de la circunvalación (en un extremo del otrora llamado
colegio La Salle) hasta la Casa Ardura. Los manuscritos eclesiásticos de San
Martín de Turón hablan repetidamente de Puenes. También cuando se íba a
construir el citado colegio en 1916, Hulleras de Turón compró la finca Puenes al
ayuntamiento (Archivo Municipal del Ayuntamiento de Mieres).
Otro barrio omitido es El Fabar,
sustituido por Cuesta del Lago desde la guerra civil y vuelto a cambiar hace
unos pocos años por el de El Lago, lo cual no deja de ser un disparate. El Fabar
está comprendido entre La Felguera y El Lago e iría desde la Casa de Mourenza
hasta la ferretería de Enrique, sin incluir ésta pues aquí comienza El Lago.
Prueba fehaciente de su existencia es que vecinos octogenarios del lugar aún
ponen en sus tarjetas de visita como domicilio El Fabar. En la antigüedad hubo
aquí una casería.
Otro lugar para estudiar es La
Bárzana, y no Bárcena, como consta en el indicador. Es el emplazamiento del
campo de fútbol y en otro tiempo, durante siglos, estuvo ocupado por una
casería. En su entorno todavía permanecían intactos dos molinos harineros que
fueron demolidos en los primeros años del siglo XX.
Por otra parte, siempre hasta
ahora hemos hablado del topónimo La Bárzana. No acertamos a comprender cuál es
el motivo por el que se ha cambiado. Respecto a Carabatán, su nombre procede de
su situación cara al batán que había en sus proximidades junto al río, destruido
por la empresa minera, y no Canabatán, como se ha escrito en algunas ocasiones.
En cuanto al Puyiscal como aparece en un indicador reciente, es incorrecto ya
que procede su nombre de pulliscu (encina) y sería entonces El Pulliscal.
Hablando de Preximir, este
barrio corresponde a las casas existentes entre la Rebaldana y Santandrés. Lo
traemos a colación porque algunas veces hemos visto escrito, erróneamente,
Presimir.
Examinando someramente la
publicación Nomes, conceyos, parroquies y llugares del Principáu d´Asturies de
la Academia de la Llingua (año 2000), hemos observado en la parroquia de Urbiés,
omisiones de barrios como El Dochal, contiguo a la capilla de Los Remedios de
L´Agüeria.
También se habla de la
Farnosueria equivocadamente. Es en realidad La Fernansueria, como se la conoce
hoy todavía, caserío cuyo nombre procede de Fernán-Suárez, posiblemente su
fundador, como hemos tenido ocasión de ver en algún documento antiguo. Tampoco
aparece La Llanapumar, caserío próximo al Colléu.
Fallecido Juan Pablo II, la
Iglesia católica se dispone, con más de mil millones de militantes en la tierra,
a través de sus 117 cardenales a elegir su sucesor. Allí, mediante votación
secreta, en la capilla Sixtina sus eminencias deberán dejarse guiar por el
Espíritu Santo para escoger en nuevo representante de la Iglesia católica para
los próximos años.
En ese cónclave que la semana
que viene comenzará, tras las exequias fúnebres en honor del papa fallecido y a
las que asistirá por primera vez en la historia un presidente de los Estados
Unidos, George Bush, deberá, bajo el espíritu divino, elegirse al mejor maestro
continuador de la obra de Pedro.
Y en ese cónclave,
precisamente, habrá un asturiano. Un sacerdote, actualmente cardenal, al que por
tres meses la edad le permite no sólo asistir al cónclave para votar sino
también para ser elegido. O sea, me pregunto: y por qué no un papa asturiano?.
Me refiero al cardenal
Francisco Álvarez Martínez, quien fue designado como tal por Juan Pablo II el 21
de febrero del 2001.
TUVE EL HONOR de conocer al
cardenal allá por el año 1965. Era un discreto, y modesto, sacerdote, muy
vinculado al arzobispado, que vivía, creo recordar, con su madre, en la calle
Independencia de Oviedo, aunque él es natural de Ferroñes (Llanera), donde, por
aquel entonces, solíamos de vez en cuando ir a comer una de las mejores fabadas
del mundo, que allí se servía. Y continúan haciéndolo de la misma manera en el
único bar que hay en la localidad.
La verdad es que este cardenal
asturiano, doctor en Derecho Canónico, tuvo una carrera meteórica dentro de la
Iglesia española hasta alcanzar el cardenalato tras culminar su vida profesional
eclesiástica como Arzobispo de Toledo. Cierto que el 14 de julio cumplirá
ochenta años pero, en estas cuestiones del espíritu a tan alto nivel, pienso que
la edad no cuenta.
Vamos, que Asturias está de
moda y por cuestión del destino algunos de nuestros preclaros hijos tienen
impronta mundial coadyuvando, así, con su personalidad y posición, a que nuestra
tierra tenga sus minutos de gloria mundial.
En este sentido, por tanto, no
puedo menos de tener un recuerdo para nuestro premio Nobel Severo Ochoa, para la
anterior primera dama del Estado español durante cuarenta años, la ovetense
Carmen Polo Vereterra, esposa del general Francisco Franco, y sobre la cual el
actual presidente del Real Oviedo, el catedrático Manuel Lafuente, ha tenido el
detalle de no entrar en polémicas estériles manteniendo a la extinta ovetense su
título de Madrina de Honor del Real Oviedo.
Y QUE DECIR de la actual
Princesa de Asturias, la periodista Leticia Ortiz? Toda una sorpresa hace un año
su boda con el heredero de la Corona española. Para completar el cuadro de
asturianos con pegada universal debo acordarme también del economista Rodrigo
Rato, presidente del Fondo Monetario Internacional y, por supuesto, de nuestra
más reciente adquisición a nivel mundial, como es el caso de ese avispado rapaz
de Oviedo, Fernando Alonso, camino de ser campeón mundial en la Fórmula 1 apenas
cumplidos los veintitrés años.
Si a todo esto, y a algo más
que a buen seguro me olvido en el ordenador, unimos esa posibilidad, Dios si lo
quiera, que el buen cura nacido en Ferroñes que es Francisco Álvarez Martínez
llegue a papa la próxima semana, Asturias tendrá ante sí, sin duda alguna, un
gran siglo/milenio y no habrá Aceralia que se nos resista.
EN ESTE ASUNTO, nada fácil, por
supuesto, deben jugar un importante papel la Virgen de Covadonga, ante cuyos
pies tanto se postró el citado cardenal asturiano y también el mismísimo Juan
Pablo II, allá, en agosto de 1989, y hasta el alcalde de Oviedo, Gabino de
Lorenzo, quien con la buena cintura política que le caracteriza publicó un bando
oficial de condolencia tras la muerte de Juan Pablo II, por lo que bien podría
ahora coadyuvar a la causa publicando otro en apoyo de esa posibilidad --tan
difícil, ciertamente, como que nos toquen los euromillones-- de que la próxima
semana en Roma haya una fumata blanca en honor del cardenal Francisco Álvarez.
Personalmente, yo, que nunca
fui un gran rezador, elevaré una plegaría el primer día del conclave para que
sus eminencias tengan presente a ese buen cura asturiano, el cardenal de
Ferroñes, cuya discreción y entrega apostólica han sido ejemplares a lo largo de
sus cincuenta y cinco años de sacerdocio.
Pero pase lo que pase, o sea,
lo que Dios quiera y sus eminencias tengan a bien, un asturiano, una vez más,
estará presente como protagonista en un acontecimiento de repercusión mundial.
Y miren ustedes por dónde, me
da que contribuye a elevar la moral regional. Que así sea.
*Periodista.
Opinión de LUIS JOSÉ De
Ávila
Fuente de información:
LaVozdeAsturias