El encuentro tuvo un inicio con
demasiadas precauciones en los dos conjuntos. En el Elche se registró a última
hora la baja de Alfredo, lo que trastocó los planes de Uribe, que utilizó dos
pivotes de corte defensivo. Por este motivo, con Rubén como media punta, los
alicantinos trataban de buscar las bandas. Luis Gil no encontraba sitio,
mientras que Ismael creaba bastantes complicaciones a Sastre, que precisaba la
ayuda de Pablo Álvarez. De todas formas, el interior zurdo visitante carecía de
apoyos.
El Sporting estaba mejor
posicionado que el Elche. En el centro del campo, Bauzá tenía mucha presencia y
participación, con recuperación de balones y pases en profundidad, si bien esta
vez no funcionaban las bandas rojiblancas. Pablo Lago se metía demasiado al
centro y Pablo Álvarez se perdía en imprecisiones, aunque tenía fuerza para
rehacerse y enviar algún balón al centro del área. Los rojiblancos retenían en
exceso el control del balón y apenas podían darle circulación. De todas formas,
las ocasiones de gol eran rojiblancas, porque los rivales no pisaban el área de
Roberto, sin mostrar las aspiraciones de ganar, que era lo que en realidad
necesitaban para confirmar sus aspiraciones de ascenso. La oportunidad de Ismael
fue la más clara y pudo encauzar el partido. El debutante Caballero empezaba a
convertirse en la figura de su equipo.
Al Elche le sorprendía la
fuerte presión de los rojiblancos y apenas tenía opciones de llegar al área de
Roberto. La única ocasión fue una ingenua cesión de Chus Bravo que sorprendió a
Cristian y permitió la arrancada personal de Nino, que el zaguero argentino
abortó al desequilibrarlo en su entrada. El árbitro, demasiado lejos, llegó a
dudar, pero optó por no sancionar la infracción, que hubiera supuesto penalti y
expulsión. Quizás la acción fue demasiado aparatosa y de ahí la duda arbitral.
El segundo tiempo tuvo más
alternativas, pero sin excesivas modificaciones en las líneas de ambos equipos.
Al partido le faltaba animación, con unas gradas poco tensas y silenciosas, con
apariencia de que poco hay en juego.
El Elche le ganó metros a los
rojiblancos, pero sin pisar el área de Roberto. Y, mientras, el Sporting parecía
más preocupado de contener el ritmo del partido. Por fin Marcelino se decide a
sacar a Biagini. También lo hace Juan. Y el doble relevo tiene resultado. El
equipo gijonés empieza a tener más dinamismo, aunque, después de dos
oportunidades gijonesas, con excelentes intervenciones de Caballero, se produjo
la sorpresa del gol ilicitano. El balón llega a Rubén, quien verticaliza a Luis
Gil. El interior diestro, esta vez por el centro, gana la espalda a los
centrales rojiblancos y marca ante la media salida de Roberto. Todo un mazazo,
porque el tanto llegaba cuando el Sporting había superado la fase más anodina y
en el primer disparo entre los tres palos de los visitantes.
El partido se equilibró de
forma inmediata. El Sporting apretó el acelerador y un centro pasado de Sastre
acabó con Pablo Álvarez en el césped, desequilibrado por Trotta. Un penalti
infantil e innecesario, pero claro. Biagini lo transformó, aunque Caballero
llegó a tocar el balón.
De tiralíneas
El Elche acusó el empate,
mientras que el conjunto de Marcelino mantuvo la presión. Una apertura de
Biagini a Juan acabó con un centro parabólico del perverano que remató Calandria
con la oposición de Bernaus. Fue una jugada de tiralíneas.
Con sólo un cuarto de hora para
reaccionar, el Elche empezó a mostrar una ambición que hasta ese momento tenía
maquillada, con la única intención de defenderse y jugar al contraataque. Los
ilicitano empezaron a llevar el balón al área rojiblanca, en busca de la cabeza
de Moisés, que había sustituido a Rubén en la acción anterior al penalti del
empate. Pero el dominio aéreo fue de los defensas rojiblancos, que jugaron con
más raza que sus rivales.
Uribe buscó mayor presencia
ofensiva con Zárate y Lucas Valdemarín, pero no se notaron ante la presión
rojiblanca. La reacción del técnico visitante fue muy tardía, quizás por su
temor al Sporting.
El partido tuvo la guinda con
un sensacional gol de Juan. El perverano cortó la trayectoria del balón en su
propio terreno, al ver la intención de Turiel. Se adentró en el campo ilicinato,
observó adelantado a Caballero y lanzó una 'vaselina' que dio en la parte
inferior del larguero. El portero visitante sólo pudo ayudar a que el balón se
alojase en el fondo de su portería. Las gradas de El Molinón se poblaron de
pañuelos para premiar el golazo del interior.
En el cómputo global del
encuentro, el Sporting fue el justo vencedor, porque hizo más méritos que su
rival y buscó la victoria, mientras que el Elche, pese a que la precisaba más
que los rojiblancos, sólo despertó con el marcador en contra.
Tras este triunfo, a falta de
once partidos, el Sporting está a nueve puntos del tercero. Soñar pasará,
primero, por ganar en Valladolid, donde habrá otra invasión rojiblanca. Hay que
ver lo que se merece esta afición y lo poco que recibe a cambio, aunque ayer
tuvo un final feliz, pero primero tuvo que sufrir lo de todos los domingos.
Fuente de información:
ElComercioDigital