Será durante la primera semana
de mayo, cuando se celebra la XXVI Selmana de les Lletres, porque precisamente
el hecho de que los organizadores dedicaran la edición de este año a la última
generación de poetas asturianos llevó a la idea de la serie «Cinco poemes».
La idea la puso en marcha el
realizador Ramón Lluis Bande y, con el asesoramiento de Xuan Bello y el visto
bueno del Principado, la cosa quedó en una selección de poetas y poemas del
propio Bello, Roberto González-Quevedo, Pablo Antón Marín Estrada, Berta Piñán y
Ana Vanessa Gutiérrez. Al otro lado, cinco realizadores asturianos: Bande, José
Braña, Sergio G. Sánchez, Juan Luis Ruiz y Jorge Rivero. Se emparejaron las
cartas y se pusieron dos únicas condiciones. Cada cortometraje duraría tres
minutos y el guión incluiría el recitado del poema.
El experimento interesaba, no
sólo por la combinación de lenguaje poético y cinematográfico, sino también por
la posibilidad de «meter la poesía [y la cinematografía] asturiana en casa»,
explica Bande. De ahí que el centro territorial de TVE en Asturias vaya ahora a
emitir las cinco piezas a lo largo de la celebración de la Selmana de les
Lletres.
El otro círculo
teórico-estético que abre «Cinco poemes», más allá del formato televisivo, es el
de ver proyectados en estos cinco cortometrajes otras tantas visiones de
Asturias, o simplemente visiones artísticas, multiplicadas por la dualidad de
autores implícitos. En otras palabras, del lado de los poetas se podrá apreciar
el paso de la primera generación del «surdimientu», representada por el poema
«La muerte» de González-Quevedo, a la ultimísima generación de Vanessa Gutiérrez
y su «Ente nós», con toda esa segunda generación de Bello («Paniceiros»), Marín
Estrada («El balagar») y Piñán («Una casa», el poema de los últimos premios
«Príncipe») a la que se ha primado en la selección como «generación mayor».
Del lado de los realizadores
también se dibuja una trayectoria que Bande llama «arco». En uno de sus extremos
están él y su «verdad documental» de pocos planos, la cual le llevó hasta
Paniceiros para que fueran los vecinos de Bello los que leyeran los versos. Del
otro estarían Braña y su ficción agitada de montaje sincopado, que convirtió el
poema de Berta Piñán en la ensoñación de una mujer en coma. En medio quedan el
trabajo de planos estáticos en la playa de Salinas con los que Jorge Rivero
filmó «Ente nós», las fronteras difusas entre ficción y documental de Juan Luis
Ruiz con «El balagar» y la ficción a base de ilustraciones de Sergio G. Sánchez
en «La muerte». Remata el experimento la música de Pedro Vigil en las cabeceras
y créditos de todas las piezas.
Fuente de información: lne