Fernando Alonso tiene su
segundo doblete en el bolsillo. Ratificó la «pole» provisional lograda el sábado
con una sensacional crono horas antes de la carrera, lo que le permitió salir al
frente en la parrilla y acabar ganando la prueba. Igual que en 2003 cuando ganó
en Hungría tras salir también de la primera posición. La explosión de Alonso y
de Renault esta temporada está coincidiendo con los problemas de Ferrari. La
mítica escudería tuvo un día aciago, ya que su gran estrella, el heptacampeón
Michael Schumacher, sólo pudo concluir séptimo, y el segundo piloto, Rubens
Barrichello, tuvo que retirarse.
Ajeno a estos problemas de
Ferrari, que ya partía desde posiciones traseras en la parrilla, Fernando Alonso
echó la vista adelante. Cuando se apagaron los semáforos se lanzó con la idea de
conseguir la mayor ventaja posible antes del primer «pit-stop». Pero su Renault
no tuvo el mismo comportamiento de la primera carrera. Desde las primeras
vueltas, y pese a que fue en aumento la diferencia con respecto al segundo, su
ex compañero Trulli, los problemas de adherencia e inestabilidad en las frenadas
para entrar en las curvas le privaron de que esa distancia fuera lo
suficientemente amplia como para circular sin inquietudes.
Aun así, Alonso tuvo una
carrera relativamente tranquila, ya que en ningún momento se vio inquietado por
sus rivales, por lo que las únicas preocupaciones se centraban en no forzar el
motor y tratar de evitar desgastar las ruedas con frenadas excesivas.
La relativa tranquilidad vivida
por el ovetense contrarrestaba con los apuros que tuvo su compañero de equipo,
Giancarlo Fisichella. No sólo fue incapaz de adelantar a Trulli sino que cada
vez iba cediendo más tiempo. Por detrás, los dos Williams BMW se dieron cuenta y
comenzaron a acosarle, igual que el otro Toyota, el de Ralf Schumacher. El «hermanísimo»
hizo una de las suyas tratando de adelantar de forma indebida y provocó el
desconcierto entre Webber y Heidfeld, lo que permitió a Fisichella tomarse un
respiro momentáneo. Hasta que a media carrera, el italiano de Renault, cuando
estaba a punto de ser superado por Webber, chocó contra éste y quedaron ambos
fuera de combate.
Heidfeld, que venía detrás, se
encontró de repente con la posibilidad de un podio que no desaprovechó, igual
que Trulli, quien esta vez sí mantuvo el tono físico para llevar su coche
segundo a meta, tras la estela lejana de un Alonso que hizo vibrar de nuevo al
público malasio, bajo una temperatura aparentemente aceptable (34º), pero
insoportable por la tremenda humedad (56%) propiciada por una tormenta tropical
caída en la madrugada del domingo.
Fuente de información: lne