La canaria universal (aunque ya
haya dejado esa compañía discográfica) vuelve a los escenarios. Y al estudio.
«Magia» es su regreso catártico, todo energía, que pondrá en el escenario el
sábado en el teatro Jovellanos (20.30 horas, entradas en Cajastur).
Rosana llega
a Asturias con ganas. ¿No?
-Sí, con muchas. Es un sitio
muy especial para nosotros. Siempre nos abrió las puertas y allí dejé conciertos
muy bonitos y mágicos. Además, cuando voy a Asturias no puedo dejar de comer
nécoras [andaricas], son enormes y están muy ricas.
-¿Vive un
momento dulce?
-Sí, de mucha energía, con un
rollo muy bonito. La gente te dice que lo pasa mal, que el mundo está frágil, y
soy consciente de todo eso, pero la verdad es que jamás viví un momento más
dulce en mi vida, ni con «Lunas rotas» fue tan espectacular.
-¿Tuvo que
sufrir para volver a empezar?
-Cuando el primer disco se
llama «Lunas rotas» y es una apisonadora, es como en los dibujos animados,
tienes que recobrarte. Eso lleva tiempo. Hemos tenido la inmensa suerte de tener
un reconocimiento con cada disco, pero si antes la gente tenía sus canciones
preferidas, ahora nos hablan del disco entero. Es la primera vez que nos pasa.
-¿Qué hizo
en estos años, tras romper con Universal y antes de entrar en Dro?
-Me dediqué a los míos y mi
mánager, a la burocracia. Pero hasta que no me dieron el pistoletazo de la firma
con Dro no me puse a componer. Si hago una canción ahora y pasan ocho meses
hasta grabarla, ya me resulta antigua. Así que estuve trabajando para otros
artistas, en la cara b de las producciones.
-¿Y al
firmar el contrato?
-Me pongo a componer como una
loca, porque estaba ya como los toros, con muchas ganas de tirar. Al final, en
un año tenía cincuenta canciones para «Magia», y la familia y los amigos las
dejaron en veinte. Me fui con ellas a la compañía y ahí se quedaron en las trece
del disco. Les canté doce y me dijeron: «Ya está, ese es el disco». Les dije que
tenía más y metieron otra. «Se queda en trece». Me pareció bien, para nada soy
supersticiosa, es un número súper bonito.
-¿Diferencias con sus otros trabajos?
-Diferencias sí, pero sutiles.
Por ejemplo, hay canciones como el «Llueve» que va más hacia los años cincuenta
y ese es un estilo que antes no habíamos tocado. Pero lo de tocar varios palos
siempre lo hemos hecho, es algo muy nuestro y que ahora lo hace mucha gente.
Pero soy yo quien escribo y compongo, eso no cambia. Quizá que te haces más
grande, más adulta... Y luego la sonoridad es bastante sencilla; volvemos un
poco al «Lunas rotas».
-Está de
acuerdo, pues, con los que dicen que este trabajo es un renacer
-Yo he hecho un disco más. La
gente, el público, los medios piensan que es el mejor trabajo. Estoy
entusiasmada.
-¿En
directo?
-Es una gira espectacular, muy
larga, con un público que me está regalando momentos mágicos cada día. No tengo
que pedirles nada, ya están coreando sin que lo pida. Es muy bonito.
Fuente de información: lne