COLUNGA/PILOÑA-PAISAJE PROTEGIDO DE LA SIERRA DEL SUEVE
Esta ruta comienza en el Alto de la Llama, un pequeño paso de montaña situado
en el extremo occidental de la sierra del Sueve. Desde aquí hasta la majada de
Espineres seguiremos una pista de tierra que, sin embargo, tiene afirmado con
cemento el fuerte repecho de su inicio para facilitar el tránsito de vehículos
todo-terreno. En cualquier caso, enseguida la pendiente se hace más suave y el
caminar más cómodo, sin requerir un excesivo esfuerzo. Durante este primer tramo
avanzamos por el interior de un bosquete de robles y castaños, en el que también
aparecen acebos y algún tejo. Poco a poco los abedules se van haciendo
dominantes hasta que la arboleda es definitivamente suplantada por laderas
cubiertas de brezos y tojos. Entonces, la panorámica a nuestras espaldas se
extiende hasta la costa, recortada al final de un paisaje monticuloso, salpicado
de aldeas y caserías aisladas pero monótono por la dominancia y uniformidad de
las repoblaciones de eucalipto. De vez en cuando, encontramos desvíos
señalizados para quienes hacen la ruta a pie o a caballo, si bien no dejan de
ser atajos innecesarios (el camino principal resulta más cómodo).
Más arriba, desde una revuelta del camino, tenemos una magnífica vista hacia
el centro de la región, con la sierra del Aramo y el monte Naranco (a cuyos pies
apenas se distinguen las casa de la periferia de Oviedo) recortados contra el
horizonte. Igualmente espectacular resulta la imagen de la verde depresión de la
fosa tectónica de Oviedo que vemos extenderse desde esta ciudad hasta el pie del
Sueve, a modo de un valle paralelo a la costa.
Al fin, alcanzamos el Alto de la Cruz y nos asomamos a un paisaje cárstico de
praderas onduladas en las que aflora a cada paso la blanca caliza y donde
resultan muy abundantes y vistosas las matas de espino albar que, en ocasiones,
alcanzan porte arbóreo. Quienes disfruten con la observación de las aves se
sorprenderán de la cantidad de pájaros que se pueden ver aquí, especialmente en
otoña y en invierno cuando grandes bandos de zorzales alirrojos merodean por la
zona junto a zorzales comunes y charlos, mirlos, pinzones, camachuelos, lúganos
y carboneros entre otras muchas especies. El buitre y el ratonero se observan
con facilidad surcando los cielos pero también son frecuentes el gavilán y el
cernícalo entre las rapaces. Además, en los hoyos de origen cárstico que
salpican la zona se forman charcas temporales en las que numerosas ranas
bermejas hacen sus puestas. También podemos encontrar otros anfibios como el
simpático y diminuto sapo partero o el, a su lado enorme, sapo común.
Desde el Alto de la Cruz se llega enseguida a la majada de Espineres, muy
conocida por la populosa Fiesta del Asturcón, que se celebra el penúltimo sábado
de agosto y en el transcurso de la cual se marcan a fuego todos los ejemplares
de raza pura nacidos en el año. En la majada hay varias cabañas bien conservadas
y una fuente a la sombra de las espineras que ofrece un espléndido lugar para
disfrutar de los bocadillos mientras contemplamos el paciente pastoreo de los
negros asturcones.
Alto de la Llama- Alto de la Cruz- Majada de las Espineras
8 km (i/v)
Transporte recomendado: a pie, a caballo.
Mejores épocas de visita: primavera, verano, otoño,
invierno.
Dificultad de la ruta: media.
Fuente de información: Luis Frechilla García