Acuchilla a su mujer y luego se tira desde la azotea mientras sus dos hijos dormían
La víctima, de 35 años, permanece en la UCI del Central tras el ataque sufrido en su piso de Poniente
Apuñaló a su esposa y la intentó estrangular. Luego subió a la azotea del edificio, dejó allí el cuchillo y se precipitó desde una undécima planta. Entretanto, sus hijos, de 3 y 7 años, dormían ajenos a la tragedia. Ocurrió en la noche del domingo en el portal número 12 de la avenida de Juan Carlos I, justo en el edificio contiguo al de los juzgados de Poniente. Javier Díaz Arbesú tenía 41 años y ningún perfil revelador que delatase un final tan dramático. Al menos así lo explican sus allegados, vecinos e incluso la Policía.
La víctima, I. A. Q., de 35 años, permanece ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Central de Asturias con lesiones internas por las diversas puñaladas que recibió en los costados. Tiene los pulmones afectados y lesiones derivadas del intento de ahogamiento. Pero las heridas más difíciles de curar serán las mentales. Pasaban las diez de la noche cuando la joven salió precipitadamente al descansillo de la quinta planta del inmueble. «Gritaba, tocaba los timbres y pedía socorro», explicó a EL COMERCIO una vecina.
Los primeros en socorrerla fueron los inquilinos del piso de al lado, que casualmente son médicos. «Estaba toda llena de sangre y muy alterada, sólo sabía repetir 'mi marido, mi marido'», relata una testigo. Para entonces el agresor ya no estaba en el piso, pero se desconocía su paradero. Los vecinos la metieron en su vivienda y le practicaron las primeras atenciones mientras llamaban a la Policía. La herida, consciente en todo momento, telefoneó ella misma a sus padres para que acudiesen a hacerse cargo de sus dos hijos. Su marido ya estaba muerto tras haberse tirado al vacío desde la azotea. En el interior del edificio aún no se sabía.
La sala operativa del 091 recibió la llamada de un testigo que alertaba que un hombre acababa de arrojarse desde un edificio y yacía en el suelo. Cuando los agentes se encontraban en el lugar, en la Comisaría se volvió a recibir un nuevo aviso de la agresión a una mujer. Se trataba del mismo edificio en el que se había registrado el suicidio. Fue la propia afectada la que minutos después contó a la Policía lo ocurrido. Una de sus principales preocupaciones era saber el estado de sus dos hijos, de corta edad. Fue trasladada al Hospital de Cabueñes y, debido a su gravedad, derivada a Oviedo.
Temor por los niños
Las informaciones iniciales fueron confusas y, debido a que en el interior del piso no se escuchaba ruido alguno, se temió lo peor. Sin embargo, se constató que los niños dormían en su habitación ajenos al drama de sus progenitores. No se habían despertado pese al escándalo que se había formado y no lo hicieron hasta la mañana siguiente, cuando en el domicilio estaban sus abuelos.
Ayer nadie podía creerse lo sucedido. Los vecinos los definían «como una pareja de lo más normal. Nunca se escuchó ni se vio nada raro, el único ruido que salía de esa casa era el de la aspiradora o el de los niños cuando estaban jugando. Eran encantadores y parecía que se llevaban bien». Sin embargo, en Pola de Siero, de donde era originaria la familia de Javier Díaz Arbesú, sus conocidos aseguraron que «al regreso de sus vacaciones de verano ella le planteó que quería separarse y él no lo llevaba nada bien. Estaba decaído y muy bajo de ánimo». Su funeral se celebrará hoy a las cinco de la tarde en la iglesia de Pola de Siero.
El Cuerpo Nacional de Policía no tenía registradas denuncias previas por malos tratos ni ninguna información sobre desavenencias entre la pareja que hubiese motivado alguna intervención en la vivienda. El Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Policía se ha hecho cargo de la investigación de los hechos, que pasará luego al juzgado especializado en asuntos de Violencia de Género sobre la Mujer. Los vecinos que asistieron a la víctima prestaron declaración durante la tarde en Comisaría. Los hijos del matrimonio han quedado a cargo de sus abuelos maternos.
Descansillo lleno de sangre
En la mañana de ayer enseguida se borraron los indicios que pudiesen delatar los hechos. El descansillo amaneció lleno de sangre de la mujer, si bien fue limpiado a primera hora, una vez que la Policía Científica recogió todos los indicios y pruebas necesarias para determinar las causas que rodearon al suceso.
El cuchillo que supuestamente utilizó el agresor fue encontrado en la azotea del edificio, a la que se accede con la misma llave que al garaje.
Fuente: El Comercio Digital _________________ ¡¡¡ PUXA ASTURIES !!!
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