En Asturias,
estos duendes familiares reciben el nombre de Malinos,
en la zona oriental y Diablecos, en la zona occidental.
Se dice que
nacen de los huevos de gallo incubados entre estiércol
durante siete años, que tienen poder para adivinar el pasado
y el porvenir, que son capaces de realizar trabajos imposibles
y que sus dueños los guardan en una cajita de madera o
en un alfiletero. También se cuentan historias de segadores
que los guardan en el mango de sus hoces para que sieguen los
campos mientras ellos duermen la siesta. En ocasiones pueden introducirse
en el cuerpo de las personas mediante el agua o la comida, provocando
enfermedades diversas y posesión demoníaca, en cuyo
caso hay que recurrir a un sacerdote para que practique un exorcismo
a la persona afectada.
|