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El Hombre lobo en Asturias

Hombre Lobo

La creencia en hombres lobo o licántropos ( del griego lykaon " lobo " y anthropos " hombre " ) sería prácticamente universal si no fuera porque las condiciones ecológicas son tan variables en todo el mundo que muchos pueblos, en vez de creer en hombres lobo, creen ( según el predador dominante en cada ecosistema ) en hombres-tigre, hombres-cocodrilo, hombres-jaguar, etcétera.

en europa, la creencia en hombres lobo ha dejado su huella en innumerables obras literarias a través de los tiempos. Desde el mito griego de Licaón, rey de Arcadia, que se convirtió en lobo por haber sacrificado a un niño ante el altar de Zeus Licio, hasta las últimas recreaciones en los terrenos del cine, la televisión o el cómic, el mito del hombre lobo no ha perdido su vigencia como referente cultural. El historiador griego Heredoto atribuía la condición de licántropos a la tribu de los neuros, que según la tradición se convertían en lobos en determinadas épocas del año.

Asimismo, diversos historiadores grecolatinos se hicieron eco de las creencias y rumores que corrían sobre la condición de licántropos de diversos pueblos celtas y germánicos. En la Historia Natural de plinio ( siglo I ) y en el Satyricon de Petronio ( siglo I ) se mencionan diversas historias de licantropía. Algunas sagas nórdicas, que denominaban vargulfr a los licántropos, y obras literarias como el Lay de Bisclavaret de María de Francia ( siglo XII ) o la novela inglesia William of Palerne ( siglo XIV ), ofrecen elocuentes testimonios del profundo arraigo de estas creencias en toda la Edad Media europea.

En la tradición asturiana, el hombre puede volverse lobo por un periodo de siete años a causa de una maldición paterna. Normalmente se trata de un muchacho que demuestra una enorme voracidad hacia la carne, y su madre le maldice para que se vuelva lobo y se harte de la carne que tanto le gusta. al cabo de siete años, o bien antes si es herido en alguna de sus correrías, vuelve a recobrar su naturaleza humana, aunque conservará siete pelos de lobo en su cuerpo, uno por cada año que estuvo bajo la condición de licántropo. También se dice que el séptimo hijo varón, último de una serie continuada de varones, tiene predisposición a convertirse en hombre lobo. Aunque sin reflejar alteración alguna en los rasgos humanos, tuvo en Asturias especial relevancia el caso de Ana María García, la Lobera, natural de Llanes, que fue juzgada por la Inquisición en 1648 a causa de sus correrías al frente de una manada de lobos.

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