El Diañu
burlón puede adoptar la figura de caballo, de vaca,
de carnero o de cualquier otro animal, incluso de bebé
humano, y despliega su actividad durante la noche, asustando al
caminante que anda a deshora, desorientando al campesino que busca
el ganado perdido, incordiando al molinero que maquila a la luz
de la luna o burlándose de los mozos que regresan tarde
de la fiesta. entre sus travesuras más comunes cabe citar
la del burro blanco que se ofrece como montura al caminante y
que una vez montado crece y crece sin cesar, el caballo que después
de una galopada infernal devuelve al jinete al mismo lugar de
donde partió, le arroja de cabeza al río o le quema
los pantalones; el cabritín aterecido de frío que
una vez llevado a casa y secado al lado del fuego se burla de
su benefactor; el perro negro que persigue al caminante; el sapo
que corre más que el caballo y su jinete; el bebé
que juega desnudo sobre la nieve...y un sinfín de ruidos,
luces misteriosas y otros fenómenos inquietantes que atemorizan
al caminante nocturno. " No existe concejo donde no hayan
ocurrido casos como éste o parecidos. Y hasta se citan
con los nombres de las personas que fueron burladas por este espíritu
travieso ", afirmaba Aurelio de Llano en 1922.
La figura del
diañu burlón es una figura sumamente compleja, que
por un lado parece haber absorbido atributos de diversos duendes
y genios menores especializados en distintas tareas ( como, por
ejemplo, impedir la roturación de terrenos y cavadas en
el monte, causar aludes de nieve y argayos de tierra, trenzar
las crines de los caballos, estropear las redes de los pescadores
u oprimir el pecho del durmientes hasta casi ahogarle ), que bajo
distintas denominaciones se dan en otros lugares de Europa. Y,
por otro lado, se confunde con la imagen omnipresente de Satán,
Señor de los Infiernos, cuya figura demoníaca constituye
la encarnación del mal propagada por la Iglesia Católica.
Sin embargo,
y al igual que en otros pueblos europeos, el siañu burlón
asturiano es un genio bromista y hasta cierto punto divertido,
que disfruta burlándose de las gentes con sus travesuras
nocturnas.
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