Desde ayer y durante los próximos ocho meses, la localidad de Arriondas estará un poco más vigilada. Dos serenos recorrerán las calles entre las once de la noche y las seis de la mañana con la misión de que la tranquilidad reine en la noche parraguesa. Su labor es la de detectar y alertar a las fuerzas de seguridad en caso de que vean algo raro para que los agentes de la Guardia Civil o el servicio de emergencias del 112 actúe.

Sin ninguna duda, el tiempo influirá, y mucho, en el transcurso de la temporada de baños. Lo mismo ocurre con el estado de la mar. A pesar de todo, propios y foráneos parecen animarse a disfrutar de las playas del concejo con sol y sin él. Así lo reflejan los datos del pasado año, una campaña en la que el 14 de agosto fue de nuevo la jornada estrella: 58.000 personas acudieron entonces al litoral gijonés. La víspera de Begoña marcó, por lo tanto, la mayor afluencia de bañistas.

Poco ha cambiado en los Picos en los últimos diez años. Hoy se cumple la primera década de existencia de este parque nacional, un cumpleaños que celebra inmerso en un estado de incertidumbre. Una constante, que en menor o mayor grado, se ha venido repitiendo desde que el 31 de mayo de 1995 el parque de la Montaña de Covadonga se convirtiera en el Parque Nacional de los Picos de Europa, integrado por territorio de Asturias, Cantabria y Castilla y León y el segundo más extenso de España.

La objeción de conciencia que ejercen parte de los médicos de la sanidad pública asturiana ha obligado a la administración a concertar operaciones de aborto con una clínica privada. Si a los facultativos les ampara la justicia a la hora de rechazar esas intervenciones, también actúan bajo derecho las mujeres que se ven obligadas a interrumpir su embarazo en los supuestos que recoge la ley.