El profesor de la Universidad 
de Oviedo Xosé Lluis García Arias inauguró ayer. La mayoría de las 
palabras asturianas tienen un origen latino, pero hay términos que son 
prerromanos, es decir, anteriores al latín, y otra serie de vocablos proceden de 
otras lenguas, entre ellas del árabe.
En la documentación medieval 
aparecen algunas que se refieren a telas, vestimenta en general, joyas y otros 
productos que eran poco conocidos en Asturias y, por el comercio con los árabes, 
llegan hasta aquí. 
Otros términos no están 
documentados en textos medievales pero surgen por las relaciones con ese pueblo, 
y porque hay cristianos que conocen esa lengua. García Arias asegura que el 
asturiano tiene pocos arabismos, si se miran los que aparecen en otras lenguas 
como el portugués, el castellano, o el catalán. A su vez, en León hay más que en 
Asturias, debido a que hubo repoblación de mozárabes, que en algún caso conocían 
el árabe. 
TÉRMINOS SUPERVIVIENTES
Arias repasó los últimos 
trabajos que se hicieron sobre los arabismos en el asturiano. Hizo una revisión 
crítica, ya que opina que algunos de los términos que se han clasificado como de 
origen árabe, no han tenido esa raíz. Por ejemplo, la palabra varagaña (tierra 
estrecha y alargada); alcócedra (colchón), que él opina que es de origen latino; 
o faza (franja de tierra). 
El profesor asegura que muchas 
de las palabras árabes que se emplearon en el asturiano hoy están en desuso, por 
ejemplo: alfácoma (en castellano cabestro). Sin embargo, otros perviven sólo en 
Asturias, como zuna (manía), una palabra que García Arias asegura que es hermana 
de una que se conserva en árabe: suní, denominación de una se las sectas 
mahometanas. 
El lingüista añade otra palabra 
curiosa, aunque ya desaparecida: basrí. Así llamaban los asturianos a un 
producto llegado de Basora, según documentación que se conserva. Otra más: 
herbía, que significaba herramienta, y que probablemente surgió de un útil 
árabe. 
Fuente de información: 
LaVozdeAsturias