El anuncio de una conocida
chocolatina, precedió a la irrupción sobre el escenario del cantante asturiano
Melendi. Vestido con una camiseta blanca y unos vaqueros, arropado por una
sólida escenografía y un buen sonido, protagonizó una apoteosis rumbera en el
coso leonés, ante más de 6.000 entusiastas espectadores. Tras la primera
canción, Melendi saludó al público: «Es un placer estar aquí con
vosotros, que somos paisanos, coño».
El público, entregado desde la
primera canción, bailaba y coreaba éxitos como Mi rumbita pa tus pies, Hablando
en plata, Con la luna llena, Sé lo que hicisteis o Asturias, uno de los temas
más celebrados. La presencia de numerosos vecinos llegados del otro lado del
Negrón subía unos cuantos grados la temperatura en un ambiente festivo en el que
no faltaban banderas asturianas y hojas de marihuana impresas en camisetas. Una
iconografía reveladora, que imperaba en los puestos de merchandising repartidos
por el recinto, que de vez en cuando se veía reforzada por una ráfaga del
conocido y delator aroma.
La receta sonora de Melendi,
en la que mezcla rumba, pop y rock, atreviéndose incluso con el tango, ha tenido
continuidad con un segundo trabajo discográfico que, al igual que el primero, ha
contado con la colaboración de Quique Eizaguirre en la producción e Iván
Domínguez en las mezclas. Tras arrasar el mercado con Sin noticias de Holanda,
el cantante y compositor asturiano vuelve a saborear las mieles del éxito con
este álbum, Que el cielo espere sentao, que anoche presentó brillantemente en
León. Canciones como Caminando por la vida, Con solo una sonrisa, el actual
single, Cannabis, Hasta que la muerte los separe o Cuestión de prioridades, ya
forman parte del universo artístico de un hombre que marca estilo con un peinado
imposible y unas maneras escénicas que comenzó a desarrollar cuando tocaba en
pequeños recintos. Pura naturalidad y buen rollo.
Fuente de información:
diariodeleon