La empresa minera Río Narcea
Gold Mines quiere crecer, pero sus proyectos de ampliación se han encontrado de
frente con vecinos y ecologistas, que critican duramente el alto coste
medioambiental que representarían tanto la instalación de una explotación en
Salave (Tapia de Casariego) como la construcción de una nueva gran balsa en
Belmonte para albergar 4,7 millones de metros cúbicos de lodos. Al proyecto de
Salave le han parado los pies los vecinos de la comarca, que se unieron para
impedir la puesta en marcha de la mina en una zona de alto valor ecológico. Con
la presión de los vecinos en el cuello, el Principado decidió dar un no rotundo
a la empresa.
La construcción de una nueva
balsa de lodos con cianuro en Belmonte es la nueva «guerra verde» de los
ecologistas, que denuncian lo que consideran una «espada de Damocles» para toda
Asturias. Todo ello en una semana en la que ha salido a la luz que el Principado
apagó por error un fuego en Belmonte utilizando agua de la balsa de Río Narcea
Gold Mines. Con el Gobierno regional investigando en la zona una posible
contaminación que, a pesar de todo, consideran «poco probable», los ecologistas
se unen para oponerse a la ampliación. Más allá del fuerte impacto que la
minería a cielo abierto deja en cualquier lugar, el proceso de cianuración que
utiliza Río Narcea para tratar el oro es la principal denuncia de las
organizaciones.
El presidente de Greenpeace
España, José Luis García, destaca la peligrosidad de un proceso que dejará
profundas secuelas en Asturias cuando la empresa termine su trabajo en la zona.
Las balsas de lodos se quedarán en Asturias tras procesar toneladas de oro que,
desde el año pasado, proceden en buena parte de Groenlandia.
El presidente de Greenpeace
recuerda la tragedia vivida en Rumanía en 2000, cuando unas fuertes lluvias
hicieron que una masa de agua contaminada con cianuro, unos 100.000 metros
cúbicos, rebasara el dique de contención de un embalse con residuos procedentes
de la mina de oro Aurul, en Bahía Mare, al noroeste del país. El agua envenenada
entró en Hungría por el Szamos, alcanzó después el Tisza, el segundo río más
importante del país, y destruyó prácticamente toda su flora y su fauna. Más de
cien toneladas de peces muertos fueron recogidas de ambos ríos. Desde Hungría,
el vertido llegó a Yugoslavia por el cauce del río Tisza, que afluye al Danubio.
Para los conservacionistas, la
puesta en marcha de todas las medidas de protección exigibles no es suficiente
para garantizar el futuro. Así lo manifiesta el director de tóxicos de
Greenpeace España, Juan López, quien considera que Río Narcea Gold Mines y su
trabajo en Asturias son una muestra de «tecnología sucia». «El oro lo traen de
Groenlandia y es evidente que tiene que darles mucho beneficio y que no es fácil
realizar el tratamiento en cualquier parte», asegura el responsable de tóxicos
de la organización ecologista. Una idea también compartida por la Coordinadora
Ecoloxista de Asturias, que está preparando ya las alegaciones que va a
presentar al proyecto de la balsa, que ahora mismo está en información pública.
El portavoz de la coordinadora, Fructuoso Pontigo, asegura que la empresa
realiza un proceso en Asturias que tendría muchas dificultades para conseguir
permisos en otros lugares. Para Pontigo, la producción de oro asturiano es
solamente una excusa para desarrollar, más que una mina, una planta de
tratamiento del oro que procede de otros lugares. «El dinero se queda en otros
países y lo que dejan aquí es un material altamente contaminante que quedará
para siempre», señala Pontigo, quien asegura que cuando la mina decida echar el
cierre se marchará sin mirar atrás.
Hasta el momento la empresa ha
encontrado el total apoyo del Ayuntamiento de Belmonte. Río Narcea presentó en
mayo la solicitud inicial de autorización ambiental integrada para depósito de
lodos en la corta El Valle. Esa solicitud iba acompañada de un informe
urbanístico del Ayuntamiento de Belmonte de Miranda que declaraba el proyecto
compatible con el planeamiento urbanístico del municipio.
Quizás marcado por la polémica
levantada por los planes de expansión de la empresa, el regidor socialista, Juan
Roberto Pérez, asegura que el desarrollo del proyecto «depende exclusivamente
del Principado, nosotros en el Ayuntamiento nada tenemos que decir».
Para el Alcalde, la decisión
sobre la conveniencia o no de la instalación la tienen que tomar los técnicos
del Principado. «Son ellos los que tienen que determinar, nosotros no sabemos
nada de eso», reitera. Y, a lo sumo, al final el alcalde de Belmonte exige, eso
sí, «que se cumplan todos los requisitos legales para que sea totalmente
segura».
Los técnicos del Principado
comentan a media voz las dificultades que existen para poner coto a las
intenciones de la empresa de poner en marcha una nueva balsa de lodos en
Belmonte. Aseguran que lo máximo que pueden hacer es exigirles todas las medidas
de seguridad posibles, aunque ellos mismos reconocen que no parece existir
legislación alguna que ligue el proceso de tratamiento de oro con la procedencia
del mineral. Es decir que, aunque muchos consideren cuestionable el hecho de que
la nueva balsa de lodos sea para albergar los restos contaminantes del mineral
que proceda de Groenlandia, no parece existir medida alguna que obligue a la
empresa a que solamente trate oro «asturiano».
Para algunos, la construcción
de la nueva balsa de Río Narcea debe ser tratada «a nivel político». Y debe ser
el propio Gobierno regional el que tome una decisión al respecto. Para otros,
los 300 puestos de trabajo que la empresa asegura que genera en Asturias son
suficiente aval para dejarles hacer la ampliación prevista. Río Narcea asegura
que la nueva balsa es imprescindible para mantener la explotación abierta. El
precio de los empleos es una balsa que podrá albergar 4,7 millones de metros
cúbicos de lodos contaminantes.
Fuente de información: lne