De la tempestad que cayó sobre
Madrid el 22 de mayo de 2004 al sol que lució el pasado domingo, han pasado doce
meses. Un año de la Boda Real que unió a los Príncipes de Asturias ante los ojos
de Dios y del mundo entero que pudo seguir la ceremonia religiosa a través de la
retransmisión televisiva. Por eso el primer aniversario como casados de los
Príncipes fue motivo de largos reportajes y hasta inéditos documentales como el
que TVE emitió la tarde del domingo con escenas no vistas de la ceremonia
religiosa y del posterior banquete que se sirvió en el Palacio Real.
El despliegue mediático no ha
tenido nada que ver con la sencillez con la que Don Felipe y Doña Letizia han
pasado su primer aniversario. El Príncipe volvió el sábado de un viaje relámpago
a la Universidad de Georgetown, donde animó a los estudiantes recién graduados a
«la aventura de formar una familia» y donde disculpó la ausencia de la Princesa,
por motivos de su embarazo.
Lógicamente, el Príncipe
regresó a Madrid para reunirse con Doña Letizia y poder estar juntos el domingo.
Me cuenta Carlos Pérez Gimeno que esa noche de aniversario, los Príncipes
cenaron en el restaurante italiano Pulccinela, a escasos metros de la SGAE,
donde disfrutaron de la gastronomía italiana -a la que son muy aficionados-y de
su sola conversación. Don Felipe iba en plan informal, con zapatillas y una
camisa, mientras que Doña Letizia estaba muy favorecida con un blusón de estilo
oriental en tono malva y la melena suelta. Cerca de las once de la noche
abandonaron el local donde había otros comensales que vieron cómo la Princesa
leía una sinopsis de la clásica publicidad que reparten en los cines, por lo que
tal vez esa misma tarde, y antes de la cena, bien pudieron haber acudido a algún
cine cercano, algo que suelen hacer muy a menudo. Lo que sí es seguro es que fue
una cena de lo más tranquila
Fuente de información: abc