Sólo una veintena de los 300
castillos, torres y fortalezas de los que existe constancia en Asturias se han
conservado en buenas condiciones, otro centenar se encuentra en situación
precaria y el resto ha desaparecido, indica José Avelino Gutiérrez, catedrático
de Arqueología de la Universidad de Oviedo, que lidera un proyecto de
investigación apoyado por la Fundación para el Fomento de la Investigación
Científica Aplicada y la Tecnología (Ficyt) que pretende hacer un inventario de
las fortificaciones medievales asturianas.
El proyecto Castella.
Centro de poder en Asturias: castillos y fortalezas feudales plantea como
objetivo prioritario la elaboración de un catálogo exhaustivo de las
fortificaciones y castillos de época medieval establecidos en el marco
geográfico del actual territorio de Asturias, así como el estudio documental e
histórico-arqueológico de los asentamientos fortificados de este periodo.
Metodológicamente, la
investigación se basa en dos campos de acción prioritaria: la revisión de
documentación --editada e inédita; referencias bibliográficas --clásicas y
actuales--; inventarios y cartas arqueológicas; memorias de excavaciones
previas; fondos materiales depositados en museos y otros pertenecientes a
colecciones privadas; mapas topográficos; fotografía aérea y cartografía
digital.
El único estudio amplio y
riguroso sobre este asunto es la tesis doctoral de José Luis Avello Álvarez,
Construcciones militares de la Edad Media en Asturias , que permanece inédita.
En ella se establece un estudio global de un conjunto de alrededor de 300
asentamientos de época medieval; de distintas tipologías (castillos, torres y
murallas). Esa es la base del trabajo que plantea este proyecto de la
Universidad.
Ese estudio permitirá conocer y
valorar el estado de conservación, establecer medidas de intervención que
permitan proteger los restos existentes y proponer actuaciones enfocadas al
aprovechamiento económico y sociocultural, además de proporcionar una
herramienta de consulta e información básica sobre estos bienes patrimoniales.
De los 300 castillos, torres y
fortalezas de los que se tiene constancia, sólo quedan restos de un centenar; ya
que de los otros sólo hay noticias de archivo, y sería preciso realizar una
excavación arqueológica para recuperar las ruinas. Por ejemplo, Forte Implano,
que estaba situado en la comarca de Llanes, se cita en documentos medievales
como un castillo, pero nunca se conocieron sus restos, y lo mismo pasa con el
castillo de Aguilar, situado en la zona de Tapia, o con el castillo de Suarón
--que estaba entre Vegadeo y Castropol, y aparece en muchos documentos, pues se
trataba del castillo principal de occidente.
Los más antiguos castillos y
torres de los que tenemos constancia datan de los siglos I al III, pero de ellos
sabemos muy poco. Lógicamente, se conocen y se mantienen mejor los más
recientes, y entre los siglos X al XIII llegaron a tener una función muy
importante.
LOS EJEMPLOS
Algunas de estas construcciones
están muy bien estudiadas, por ejemplo, el castillo de Peñaferruz, en Gijón, del
que se sabe que era una pequeña fortificación y ahora se conoce como la palma de
la mano, ya que se llegó a construir con técnicas multimedia.
De algunos quedan restos de
todas las estructuras, como por ejemplo, del castillo de Gozón, en Raíces (Castrillón).
Las bien conservadas son, sobre
todo, las torres bajomedievales construidas entre los siglos XV y XVI. Como
ejemplo, Avelino Gutiérrez pone las de Ciaño (Langreo), Olloniego, Bascones
(Grado), Peñerudes (Morcín), Salas, Bandujo (Proaza), Noriega (Ribadedeva),
Palacio de la Ferrería (Nava) y Torre de San Cucao (Llanera).
En el otro lado de la moneda
están las construcciones que han desaparecido recientemente. Por ejemplo, la
torre de Argüelles (Siero), ; la de Tresali (Nava); y Tineo, por citar algunas,
todas ellas derruídas en el siglo XX.
Lo más habitual es que se
conserven sólo restos, como en el caso de la torre de Soto de los Infantes
(Salas), y que esos escasos muros estén ahogados por la vegetación.
El centro y oriente de Asturias
son las zonas que conservan más vestigios, y además, los más antiguos, pero en
esto no hay reglas. Por ejemplo, en Grado hay muchas torres medievales, y en el
vecino concejo de Las Regueras, ninguna.
Fuente de información:
LaVozdeAsturias