Nos vamos a la VI Feria del
Libro de Langreo, sita en el parque Dolores F. Duro, del distrito de La Felguera.
Nos toca presentar el libro de un amigo, que no lo es menos por ser el
presidente de la Asociación de Escritores de Asturias, Javier Lasheras.
Él, que siempre ha vivido
amores útiles (en el sentido más espiritual de la palabra, pues le han dado vida
y obra), ha titulado su primera novela 'El amor inútil'. Así son los creadores.
A primera vista, 'El amor
inútil' es una novela, lo que no es más que nombrar una evidencia. Sin embargo,
a medida que el lector va atravesando páginas y parajes, desde la muy
reconocible ciudad de Oviedo al sureño pueblo de Alfaz, pronto se va
comprendiendo que, cuando menos, en la narración hay diversos espejos, o, si se
quiere, un relato plural y proteico, heterogéneo y heterodoxo.
Si uno no anda algo distraído,
verá el despliegue de un mosaico social que, burla burlando, en la siguiente
esquina nos traerá recuerdos de Henry Miller o de Jack Kerouac -hay poca
carretera en el itinerario, pero a mi me parece que tiene peso la herencias
existencialista de la generación 'beat'-.
Al final, ese existencialismo
intuido tomará la silueta de Albert Camus. Pero, no se fíen demasiado. Estamos
en un mundo multipolar en el que no siempre es posible distinguir al
contemplador de su reflejo.
En realidad, para arrancar en
el justo punto de partida, habríamos de recordar que el protagonista de la
novela, Martín Huarte, ya nos fue dado a conocer en el poemario con el que
Javier Lasheras obtuvo el IX Premio de Poesía de la Feria del Libro de Madrid,
en 1999.
A Martín Huarte se le atribuía
allí la autoría del conjunto de poemas, cuyo título nos da pistas acerca la
orilla oscura de nuestro amigo. 'La paz definitiva de la na'.
¿Es Martín Huarte, Javier
Lasheras? ¿Son los personajes literarios un apéndice, una zona de sombra, un
trazo luminiscente, un estado de conciencia singular o una percepción oblicua
del creador?
'El amor inútil' no resuelve
esos enigmas, sino que nos adentra en una rica historia en la que crecen los
personajes con pulso muy esmerado.
A los lectores nos queda
indagar en esos meandros literarios, distinguir almas y cuerpos, y disfrutar de
la fiesta de la literatura. Un deleite tradicional en Langreo, municipio en el
que, sin embargo, no hay una sola librería.
Ese es un misterio que ya
deberíamos poner al cuidado de Conan Doyle. Por ejemplo.
Escrito por Alberto Piquero
Fuente de información:
ElComercioDigital