El rafting, el ala delta o
el barranquismo son alternativas de ocio cada vez más comunes en la amplia
oferta de actividades turísticas. Las empresas que promueven estos servicios,
sin embargo, no cumplen con todos los requisitos legales necesarios para
garantizar un adecuado disfrute a los usuarios. Es la inquietante conclusión que
plantea un estudio que sobre este pujante sector ha elaborado la revista
Consumer, perteneciente a la Fundación Eroski, y que revela que uno de cada
cuatro negocios suspende en materia de seguridad, mientras que un 34% alcanza el
calificativo de "aceptable".
En concreto, el informe
radiografía los servicios ofertados por un centenar de empresas de aventura,
once de las cuales están ubicadas en Asturias. El elemento de la seguridad es el
principal objeto de análisis, aunque no el único. La calidad de los cursos, la
atención al cliente o los precios son otras de las variables en las que los
técnicos han observado notables deficiencias.
CONTROL METEOROLÓGICO
Los datos recogidos en el balance de conclusiones son concluyentes. El 27% de
las empresas no aprueban el examen de control de riesgos, y el 34% lo superan
pero se quedan en un simple "suficiente". Únicamente el 39% de los negocios
obtienen buena nota en un estudio que, entre las principales deficiencias,
señala la ausencia de control meteorológico, la nula exigencia de requisitos a
los clientes a la hora de permitir su participación en actividades de riesgo o
la escasa valoración de la preparación física y psicológica de los usuarios.
Asimismo, no todas las
actividades de aventura se encuentran a la misma altura según los criterios de
seguridad. La caída libre, una de las modalidades más arriesgadas, es la que
registra las peores notas, al igual que la espeleología. Mejor paradas salen el
hidrospeed o el submarinismo, donde las empresas sí respetan en mayor
medida la ley.
Si preocupantes son las
conclusiones relativas a la seguridad, peores aún son los datos sobre calidad
del servicio y atención al cliente. De hecho, cinco de cada diez empresas de
turismo activo no alcanzan los niveles mínimos. El problema está, puntualiza el
informe, en que casi nunca se firman contratos con los usuarios ni se dispone de
instalaciones óptimas para discapacitados.
Fuente de información:
LaVozdeAsturias