Hemos trasladado al Principado nuestra oposición a una mayor permisividad
en los niveles de emisión de gases de efecto invernadero por parte de
las empresas asturianas. Algunas de estas empresas ya vienen de lejos superando
unos niveles de emisión que tienen generosamente asignados
No es de recibo que el Principado que viene consintiendo que las empresas emisoras
trabajen en una evidente precariedad ambiental con emisiones por encima de la
normativa vigente desde hace muchos años, quiera defender el cumplimiento
de Kyoto y a la vez que se den mas derechos de emisión a quiénes
ya incumplen de manera clara estos niveles y el actual marco de emisiones atmosféricas.
En una región donde aumentaron las emisiones en los últimos 15
años un 32% cuando solo tenia que aumentar un 15%, una región
que representa el 7,8 de las emisiones totales de CO2 de España, mientras
que la población solo representa el 2,5% y el PIB el 2,18, hay un claro
desfase contaminante, producida por nuestra excesiva especialización
en quemar carbones de importación para producir electricidad para otras
regiones, quedándonos nosotros con los impactos ambientales de la producción
y del transporte.
No es de recibo que tengamos la peor calidad del aire de España ya que
todas las estaciones automáticas de control del aire allí donde
están puestas superan con creces los umbrales de contaminación
en partículas (Avilés 268 días, Langreo 250 días,
San Martín 178 días, Oviedo 174 días, Trubia 90 días,
Gijón 149 días, Lugones 111 días, Mieres 98 días,
Cangas Narcea 59 días) y que todavía pretendan seguir dando facilidades
a empresas que están obteniendo cuantiosos beneficios a costa de nuestra
salud.
No podemos olvidar que las emisiones de CO2 asturianas de las 27 instalaciones
con asignación de derechos, son producidas en 71% por las térmicas
eléctricas, un 21% por las instalaciones siderurgias y fundición
y un 8% por ciento del resto (fuente registro Eper).
En nuestra región estamos en trámite de tener 11 nuevos grupos
térmicos, 1 súper incineradora, 1 regasificadora y una nueva planta
de cemento que emitirán entre todas otras 20 millones de toneladas de
CO2 a la atmósfera, que hay que sumar a los más de 33 millones
de tonelada que ya emitimos.
Es un sinsentido esta doble moral de este Gobierno favoreciendo los beneficios
de las multinacionales afectadas, a cuenta de seguir contaminando con total
impunidad en la región con un problema tan grave como es el cambio climático
sobre el existe un consenso científico, casi generalizado, en torno a
la idea de que nuestro modo de producción y consumo energético
está generando una alteración climática global, que provocará,
a su vez, serios impactos tanto sobre la tierra como sobre los sistemas socioeconómicos
y sobre nuestra salud.
Coordinadora Ecoloxista d'Asturies
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