La braña de Aristébano se
convierte cada año, el último domingo de julio, en sede de la vaqueirada.
Congrega a cientos de personas que asisten a la tradicional boda vaqueira, en
las proximidades de la capilla de la Divina Pastora, y al posterior festival.
Pero, según afirma Manolo Linares, se podría hacer algo más.
El artista asturiano se
trasladaba hace unos días a Aristébano, en el límite de los concejos de Valdés y
Tineo, con un lienzo y sus pinceles. Allí, se dispuso a captar la braña como
había hecho en varias ocasiones anteriores, con el grupo de casas en el
horizonte y la colina.
«Es una braña emblemática»,
aseguró Linares, que echa de menos una mayor actuación en la zona. Confiaba el
pintor en que con la puesta en marcha del festival vaqueiro y de la vaqueirada,
Aristébano sufriría una «reestructuración», desempeñando un mayor papel que el
de convertirse anualmente en el lugar en el que se brinda un homenaje a los
vaqueiros y a Rogelia Gayo, la «juglaresa» de las brañas. «Suponía que esta
celebración anual culminaría en una labor durante todo el año en un núcleo que
podría ser un gran centro de atracción que diese la vida a los vecinos», indicó.
Pero pasaban los años y la
situación era la misma. Y quedó en la celebración «como otra fiesta de pueblo, a
veces con dudas de si se celebraba o no, y con aumento de público en cada
edición», aseguró Linares, que considera que Aristébano está poco aprovechado.
Por eso pide al Ayuntamiento de Valdés que se esmere en «hacer del núcleo un
centro de referencia», con atención a la memoria de Rogelia Gayo dada «su
trayectoria como luchadora por la igualdad social de los vaqueiros». A este
recuerdo se uniría el de Riesgo, que fue diputado nacional.
Manolo Linares propone una
fórmula que huye del museo tradicional y se centra en el «pueblo museo» como los
existentes en Francia y otros países europeos. Y es que, afirma, «llegas y está
todo tan cuidado que puedes vivir la historia en el pueblo».
La recuperación de Aristébano
como «centro emblemático» pasaría por crear un aula de interpretación, que sea
un complemento del museo vaqueiro de Naraval. Y con la habilitación de senderos,
entre ellos las rutas de la trashumancia, comenta Linares.
El artista aboga también por
mantener la tradición en el festival vaqueiro y cuidar que los elementos
utilizados sean los auténticos. Y respecto a la decisión de los organizadores
del festival de mantener la boda tal y como se celebra desde hace 47 años, con
parejas heterosexuales, que motivó las críticas del colectivo gay, considera que
Aristébano sería también el lugar adecuado para que éstos organicen un festival,
independiente de la celebración de la vaqueirada.
Fuente de información:
LaNuevaEspaña