Las Jornadas del ferro 
culminaron ayer en el concejo de Taramundi con una muestra viva de los 
quehaceres asturianos artesanales de la comarca occidental. El molinero, las 
tejedoras, el «cesteiro», el asador de castañas, el gaiteiro, las panaderas y 
los «ferreiros» recuperaron las labores que desde hace muchos años vienen 
desarrollando en sus hogares, aquellos oficios, hoy casi perdidos, que muchos 
siguen manteniendo en sus casas. 
    Cientos de personas se 
acercaron ayer a Taramundi a tomar parte en los oficios artesanales de la 
comarca y pudieron participar de ellos. 
Fermín Álvarez, guía del 
conjunto etnográfico taramundés de Os Teixois, donde tuvo lugar el desarrollo de 
las jornadas, explicó que la de ayer «es una buena ocasión para recuperar los 
oficios de la zona rural» y añadió que «han pasado muchos visitantes hoy (por 
ayer) a visitar la muestra artesanal en vivo, sobre todo de Madrid», especificó.
Oficios perdidos 
Además de la recuperación de 
los oficios tradicionales perdidos, las Jornadas del ferro celebradas estos días 
han servido para valorar las costumbres de los más curtidos artesanos del 
concejo, una actividad que el Ayuntamiento de Taramundi viene desarrollando 
desde hace cinco años en colaboración conjunta con el Principado, dentro del 
programa «Romper barreras». 
Trinidad Suárez, responsable 
del proyecto, aseguró que «lo más importante es que la gente mayor colabora 
gustosa y se da cuenta de que siguen siendo importantes». 
La vecina Angélica Riopedre 
coció bollos preñados y empanadas para todos los que ayer se acercaron al 
conjunto etnográfico del concejo de Taramundi. «Llevo cociendo desde los 13 años 
y aún hoy lo sigo haciendo en mi casa», explicaba a los visitantes. 
Félix Rodríguez de Bres y José 
Martínez hicieron lumbre en la fragua y dieron forma en el yunque a los hierros, 
mientras que el molino daba vueltas y las hilanderas cardaban la lana y 
confeccionaron calcetines. 
Las castañas, que fueron asadas 
por Luis Legazpi, acompañaron y dieron olor a la fría tarde en Os Teixois, y los 
«cereixolos, torreznos y faragullos» se cocinaron «a la antigua usanza», a la 
lumbre de las maderas y con el saber hacer de quienes todavía siguen 
desempeñando las labores más antiguas y las tradiciones que un día heredaron de 
sus padres. 
Fuente de información: lne