Museo Arqueologico de Asturias
Fecha Domingo, 09 octubre a las 14:41:33
Tema Cultura


Después de la muralla vienen los enterramientos. El Museo Arqueológico de Asturias se está convirtiendo en el mejor conservador de la historia de Oviedo, no sólo porque guarde sus mejores piezas, sino porque además las proporciona. El equipo de arqueólogos que dirige Otilia Requejo acaba de localizar en el claustro, y muy próximos al bastión de la muralla hallado hace algunos meses, dos enterramientos antiguos cuyas características indican que puedan ser contemporáneos al momento de la fundación de Oviedo. A falta de dataciones concretas, el hallazgo se considera importante por cuanto arrojará luz sobre la fundación de Oviedo, que los historiadores sitúan en el año 761 en la misma zona donde se levantaba la muralla de Alfonso II.

El hallazgo se produjo como consecuencia de la ampliación de las excavaciones propuestas por la arqueóloga Otilia Requejo cuando fue localizado en el pasado mes de junio un bastión de la primitiva muralla mandada levantar por el rey Alfonso II. Ante el interés del hallazgo, se decidió prolongar la excavación hasta la medianera con la iglesia de la Corte. Los trabajos dieron comienzo la pasada semana y en ese proceso se han podido localizar las dos tumbas de lajas. Es pronto para establecer una cronología definitiva pero, por el lugar que ocupan estratigráficamente, se puede hablar de enterramientos antiguos, probablemente de época altomedieval, lo que los pone inequívocamente en relación con la fundación de Oviedo, hecho que tuvo lugar en el año 761.

Además de los enterramientos se han encontrado restos de cerámica, probablemente medieval, como la ya localizada en la cata abierta en junio, pero hasta ahora no ha aparecido ningún rastro del aparato defensivo. La ausencia de muros donde se pensaba que se podían localizar ha sorprendido en parte a los arqueólogos, que aún no han arrojado la toalla porque todavía queda una buena parte pendiente de excavar.

Las posibilidades de que la muralla defensiva pudiera aparecer en esa zona se apoyan en el trazado propuesto por el historiador Juan Uría Ríu, cuyos planos la sitúan discurriendo casi paralela a la actual calle San Vicente. Esa propuesta de Uría tomó cuerpo por primera vez en junio, cuando se encontró el bastión defensivo, ya que hasta ese momento no había ninguna confirmación arqueológica que demostrase la existencia del trazado de Uría.

En sus estudios sobre la fundación de Oviedo, Juan Uría situaba en ese lugar la fortificación que Alfonso II mandó construir para proteger la ciudad cuando trasladó la corte de Pravia a Oviedo. Un par de décadas antes, su padre, Fruela I, había levantado la iglesia de El Salvador, donde hoy se sitúa la Cámara Santa, formando parte de la colina de Ovetao, donde los monjes Máximo y Fromestano fundaron la ciudad de Oviedo en el año 761.

Antes del reinado de Fruela no hay constancia arqueológica ni indicios fehacientes de una ocupación anterior a la de los monjes Máximo y Fromestano. Sin embargo, los autores del estudio realizado durante la reconstrucción de la Cámara Santa en la década de los 40 sostienen que ésta se apoya sobre un edificio de la época de Fruela que denominaron torre de San Miguel. Bajo dicha torre confirman la existencia de un sarcófago antropomorfo tallado en piedra. Queda por verificar la existencia de dicho sarcófago y si éste perteneció a los monjes de San Vicente.

A pesar de esta tesis que defiende la existencia de un núcleo preurbano anterior a Fruela, la mayoría de los historiadores descartan esa posibilidad. César García de Castro, que dirigió las últimas excavaciones realizadas en la Catedral, escribe en sus conclusiones que en los estudios arqueológicos realizados en dicho templo, en el mismo lugar donde a mediados del siglo VIII nace el núcleo primitivo de la futura ciudad de Oviedo, no se han hallado indicios que indiquen poblamiento anterior al asentamiento de los citados monjes.

Sobre los restos de cerámicas antiguas y de un fragmento de cancel de estilo visigodo hallado durante las excavaciones de la década del 40, los historiadores, incluyendo a Juan Uría, encuentran como única explicación que hubieran sido traídos desde otro lugar en época de la monarquía asturiana.

Los recientes hallazgos del Arqueológico tienen ahora la posibilidad de ahondar en esta cuestión, descartando de forma definitiva la anterior ocupación de la colina de Ovetao o arrojando luz sobre la existencia de un asentamiento en la etapa de transición desde la Edad Antigua a la Alta Edad Media. En este sentido, la datación de los enterramientos será un factor indiscutible para formalizar conclusiones.

Fuente de información: lne







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