El templo de la Asturias eterna
Fecha Miércoles, 01 diciembre a las 09:37:43
Tema Cultura


Fue y sigue siendo un símbolo y también una forma de ver la vida. El hórreo, esa vieja arquitectura que puebla los paisajes asturianos, tiene su origen en el Neolítico, cuando se inició la revolución agrícola. Entonces, se utilizaban como almacén, pero su uso fue cambiando con el paso de los años.

En Asturias hay referencias de hórreos en las villas tardorromanas, pese a que no se conoce cómo era la estructura de aquellos anteriores al siglo XV. Los expertos dibujan estas estructuras como paredes entretejidas de varas, al estilo de 'graneros-cesto'.

El hórreo actual asturiano surge como una necesidad. Xuacu López y Armando Graña, dos estudiosos del tema, han concluido que esta construcción es para el Principado como «un invento» que recoge tradiciones anteriores. Se trata de una construcción que se define por ser eminentemente cuadrada -aquí ya se inician las diferencias- y estar soportada por cuatro pegollos de piedra. Además, sus paredes son de tabla de madera y su tejado está resuelto a cuatro aguas. Pero, siendo esta forma arquitectónica la tradicional en la región, no es la única. Así, se puede hablar de dos estilos de hórreo: la panera y el cabazo. Si el primero es una evolución del hórreo más tímida, los cabazos son ya más diferentes por estar hechos de un material completamente distinto: la piedra.

La panera es muy conocida en Asturias y su nombre resuena en el ideario colectivo de la sociedad de la región. Considerada como una evolución del hórreo, su estructura es rectangular -se utilizaba para almacenar los frutos de las cosechas- y data de la primera mitad del siglo XVII.

Precisamente en las zonas más llanas de Asturias, que concentran los terrenos de cultivos, es donde existen más hórreos. Sólo en Villaviciosa se cuentan por miles y en toda Asturias, según el experto en hórreos Xosé Nel, hay más de 15.000.

«En el siglo XVIII -explica el doctor en arquitectura Xuan Pedrayes- había 50 hórreos en Villaviciosa, pese a que los habitantes eran poco más de mil». Ello se explica porque existían muchos rentistas que pagaban el arrendamiento de las tierras a los hidalgos en especie y éstos las conservaban en los hórreos.

De conjuro en conjuro

Es por ello que estas edificaciones también eran símbolo de riqueza. De hecho, en sus puertas solían dibujarse símbolos del prerrománico que alejaban los malos augurios. «Se conjuraban casi todos los hórreos para protegerlos de las malas acciones porque un robo, un rayo o una mala cosecha podrían resultar muy perjudiciales», explica Pedrayes. Por esta razón práctica, las construcciones empiezan a ornamentarse, pero, posteriormente, la función meramente estética, sin alicientes de otro tipo, cobra mayor importancia.

En Asturias se diferencian tres estilos decorativos: el de Villaviciosa, el de Allande y el de Carreño. El primero aparece en torno al siglo XIII y es considerado el medieval. En los hórreos ornamentados bajo este estilo, destaca un elemento: la cruz de Alfonso II, presente en casi todos los construcciones de Villaviciosa.

El estilo de Allande se desarrolla eminentemente en el suroeste asturiano desde la segunda mitad del siglo XVIII. Es una 'forma' más popular y ya bebe de tradiciones europeístas. El de Carreño, por su parte, aparece por el mismo siglo y se caracteriza por apostar por los detalles barrocos. Es mucho más cuidado.

Aunque se cree que es una arquitectura muy cercana a Asturias y ligada a sus tradiciones, existen hórreos en Irán -que, por cierto, son muy similares a los asturianos, tal y como reseña Pedrayes-, Indonesia, Japón, Uganda, Etiopía, Chad, Suecia, Macedonia, Finlandia, y un largo etcétera.

Son parte de Asturias, de su paisaje y también de su paisanaje, pero su futuro no se vislumbra nada prometedor. Los expertos señalan que se está invirtiendo muy poco en su proyección futura y que dedicar fondos a su conservación ya no es suficiente. Se requiere más bien más investigación para que evolucionen con las necesidades de la sociedad sin desligarse de la historia.

Ahora, están proliferando nuevos usos para las paneras ligados fundamentalmente a la evolución de la población.

Equilibrar la población

No obstante, según el experto Xuan Pedrayes, su futuro pasa por equilibrar la población en la aldea, ya que esta construcción nació como una forma más de organización en el campo y sin la necesidad de ésta no habría tenido sentido práctico levantarla. «Es la esencia de un pueblo agrario: el templo de la Asturias eterna», recuerda Pedrayes.

Una esencia hecha símbolo en el subconsciente colectivo asturiano y que Ortega y Gasset no dejó de plasmar en uno de sus libros, tras recorrer los parajes asturianos: «El hórreo, menudo templo, tosco, arcaico, de una religión muy vieja donde lo fuera todo el Dios que asegura las cosechas», comentó en 1915 el erudito.

 







Este artículo proviene de Asturias, informacion, turismo, Asturias Natural
http://www.asturiasnatural.com

La dirección de esta noticia es:
http://www.asturiasnatural.com/modules.php?name=News&file=article&sid=82