DE SOTRES A PONCEBOS PASANDO POR BULNES
Fecha Martes, 14 junio a las 12:00:00
Tema Senderismo y montaña


PARQUE NACIONAL DE LOS PICOS DE EUROPA

El coche nos lleva por una estrecha carretera de montaña que serpentea a la par del bravo río Duje hasta las cercanías de Sotres, rebosante de ambiente montañero sobre todo durante el verano. Nos disponemos a adentrarnos  en el Macizo Central de los Picos de Europa siguiendo un recorrido relativamente cómodo  que nos va a permitir visitar la famosa aldea de Bulnes y ver de cerca el Urriellu.

Poco antes de llegar a Sotres vemos una pista que desciende vertiginosamente hacia las invernales del pueblo (Invernales de Cabao), un bonito conjunto de cabañas de piedra a orillas del Duje que sirven de refugio invernal al ganado. La pista atraviesa el poblado e, inmediatamente, comienza a remontar la ladera contraria haciendo eses entre prados verdes y empinados, delimitados por setos de robles y avellanos. La subida es bastante fuerte al principio, así que en seguida entramos en calor. Sin embargo, no es muy larga y en poco tiempo alcanzamos los Invernales de Canero, situados en la ladera de Peña Maín, una gran mole rematada en varias cumbres que superan los 1500 m de altitud y que forma los fuertes desniveles calizos que tendremos a la derecha del camino durante todo el trayecto. Buitres y ratoneros se ven con facilidad planeando sobre su cresta y no faltan los bandos de chovas. En la majada pastan las vacas con su parsimonia habitual mientras vamos dejando atrás las últimas cabañas.

Podemos continuar por la misma pista hasta la fuente del arroyo de Canero para llenar nuestras cantimploras pero, en cualquier caso, tenemos que desviarnos antes por un camino que lleva al Collado Pandébano. Algunas bisbitas y lavanderas corretean por los pastos cerca de nosotros y los primeros abejorros y mariposas se ven encima de las flores. En el alto, la parada es obligatoria para contemplar la magnífica vista de Sotres, integrado en el paisaje del Macizo Oriental. Al otro lado del collado vemos elPico Urriellu camino que sube a la Vega de Urriellu pasando por la majada de la Tenerosa, sin duda la ruta más cómoda para llegar ala base del pico. Frente a nosotros, atravesando los pedreros y los neveros inmortales que cuelgan de las laderas de los Cuetos Albos y del Neverón del Raso, apenas alcanzamos a distinguir el sendero que sube al Urriellu desde Bulnes por la ruta de Camburero. En cualquier caso el protagonista de todas las miradas es la inconfundible cara oeste del Naranjo, con sus más de 500 m de caída vertical, cada vez más imponente y fotogénica a medida que descendemos del collado y gozamos de un campo de visión más amplio.

Desde Pandébano el resto de la ruta es un descenso continuo. Debemos seguir la senda que corre paralela a la peña y que nos lleva directamente hasta los Invernales de Arnandes. Algunos rebaños de ovejas se mueven por los prados guiadas por enormes mastines, mientras que los pequeños grupos de cabras prefieren las laderas más agrestes. La leche de ambas especies se mezcla con la de vaca para elaborar el famoso queso  Cabrales, cuya producción artesanal requiere un largo periodo de fermentación en una cueva natural seleccionada cuidadosamente.

A partir de Arnandes el camino discurre en gran parte empedrado. Primero, atraviesa un denso bosquete de avellanos y , antes de llegar a la riega del Tejo, se desvía de los prados para enlazar con el camino ancho que procede del pueblo. Enseguida tenemos una primera vista espectacular de los dos barrios de Bulnes, inmersos en un reticulado de verdes prados y rodeados por impresionantes paredes calizas. Al fondo del valle se distingue La Villa y, en lo alto de una colina pero en la base de la Canal de Amuesa, el barrio de El Castillo. El descenso es muy pronunciado, en zig-zag,  por una ladera frondosa, cubierta de avellanos, robles y algunos sauces, fresnos, tilos y nogales. En las orillas del camino y en los prados crecen multitud de flores de vivos colores rosas, amarillos y violetas. Cerca ya del pueblo, los reclamos de camachuelos, pinzones y petirrojos mueren ahogados por el ruido ensordecedor de la cascada de las Mestas, formada por el río Bulnes al salir de la angostura de la Canal de Balcosín.

Bulnes es una aldea anclada en el tiempo. Estrechas callejuelas corren entre casas, cuadras y muros de piedra que muestran un aspecto añejo, cada rincón ofrece una composición interesante al enamorado de la fotografía de ambientes rurales y cada uno de los bulniegos podría contarnos historias que rebosan sabiduría montañera. En La Villa, un tilo enorme proyecta su sombra sobre la ermita, situada por delante del pequeño cementerio donde se lee una emotiva placa dedicada "al primer muerto en el Naranjo". Un camino entre muros plagados de helechos, zarzas y saucos comunica los dos barrios del pueblo( ¡separados por un desnivel de 100 m!). Desde El Castillo la vista de la Canal del Tejo es espectacular, intuyéndose Camarmeña al fondo. Pero antes de enfrentarnos a la última parte del recorrido puede ser una buena opción comer o tomar algo en el bar o en el albergue del pueblo. Así podremos conversar con las gentes del lugar y descubrir detalles de su peculiar y dura forma de vida aunque, en la actualidad, el tema más frecuente es la construcción del polémico acceso. El funicular que se construirá por el interior de Peña Maín entre Poncebos y Bulnes supondrá una esperanza de futuro para una aldea de población envejecida y cada vez más escasa pero, al mismo tiempo, todos esperamos con recelo las consecuencias de un acceso fácil a una aldea única, que sobrevive como un testigo del pasado en el corazón de los Picos. En cualquier caso, sólo quien llegue hasta aquí caminando podrá apreciar y entender lo que representa esta villa montañera.

Reflexionando sobre este tema, abandonamos Bulnes por el camino que sigue el margen derecho del río. El terreno es pedregoso y tan sólo los agracejos crecen en abundancia. Enseguida encontramos el atajo que desciende desde El Castillo por la empinada ladera para unirse al sendero principal, justo al inicio del desfiladero. El Murallón de Amuesa y Peña Maín  comprimen la estrecha Canal del Tejo, de origen glaciar pero agudizada en su base por el ímpetu del río Bulnes. A pesar de la verticalidad de la peña, algunas encinas nacen retorcidas de las grietas más insospechadas. El descenso es muy pronunciado y se deja notar en las piernas hasta que alcanzamos el puente del Jardu. Caminamos ahora por el otro margen aunque no por mucho tiempo  ya que está próximo  el estrecho puente medieval de La Jaya, de piedra y con forma de arco, que atraviesa el Cares y nos deposita en Poncebos. Aquí se juntan los caminantes que llegan desde Caín por la garganta del Cares con los que venimos de Bulnes, de forma que el gentío es inevitable, principalmente en el verano. El resto del año el número de turistas es menor y la tranquilidad está asegurada. Desde algún bar de Poncebos podemos solicitar un taxi para regresar al comienzo de la ruta.

Podéis visitar la galería de AN sección Rutas Asturias Natural, Ruta del Cares. Encontraréis una variedad de fotos dedicadas a la misma. O bien si clicáis aquí os llevara directamente.

Invernales de Cabao- Invernales de Canero- Collado Pandébano- Invernales de Arnandes- Bulnes (La Villa- Bulnes( El Castillo)- Canal del Tejo- Poncebos

                                             9 km

Transporte recomendado: a pie.

Mejores épocas de visita: primavera, verano, otoño, invierno.

Dificultad de la ruta: alta.

Información: Luis Frechilla García







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