Una cueva riosellana aporta claves sobre los orígenes de la escritura
Fecha Lunes, 06 junio a las 22:39:19
Tema Cultura


Una cueva riosellana puede revelar el origen de la escritura. Rodrigo Balbín, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Alcalá de Henares, ha terminado ya algunas de las investigaciones emprendidas después de la campaña arqueológica realizada el verano pasado en Tito Bustillo y las cuevas de su entorno. Una de las conclusiones, que publicará en una revista francesa, es la importancia de la gruta de La Lloseta. Una de las particularidades que destaca es la de los signos que aparecen en uno de los paneles de la cueva, trazos de dedos pareados que, para este experto, son "un sistema de comunicación". Balbín considera que ese panel de signos es "muy interesante". En su opinión, son "los sistemas gráficos del Paleolítico Superior" y servían "para contar cosas".

Esta especie de escritura tiene 22.000 años de antigüedad. Sobre todo, aparece en un enorme panel que contiene más de veinte signos pareados, digitaciones, hechos con dos dedos juntos, lo que forma líneas paralelas. La pintura, siempre roja, se aplicó con los dedos y se consiguió con óxidos de hierro mezclados con agua o grasa animal.

Por otro lado, Balbín dice que es muy difícil saber el lapso de tiempo en el que se realizaron esos signos, pero cree que "lo más probable es que se hayan hecho en muy poco tiempo". Son, pues, una especie de página escrita en la pared de la cueva.

Algo así aparece en la Dordoña francesa y en una cueva cántabra, la de La Garma, descubierta en 1995, que data del paleolítico superior. Pablo Arias, asturiano, y catedrático de la Universidad de Cantabria, dirige las investigaciones en ese yacimiento. El asegura que esos trazos hechos con los dedos, de dos en dos, es un fenómeno que "no es frecuente" y sí han aparecido en La Garma, como en La Lloseta.

SIGNOS LOCALES

Este investigador también cree que se trata de "una especie de lenguaje" y apunta que estos signos tienen una característica más "muy interesante", y es que "están muy regionalizados; es decir, que en una zona determinada, situada en un radio de 40 ó 50 kilómetros, los signos son iguales, como si se tratara del "lenguaje de una etnia concreta".

Rodrigo Balbín, jugando con los términos con los que habitualmente se califica a las grutas con pinturas rupestres, asegura que Tito Bustillo es una catedral, pero La Lloseta es "una iglesia importante, más de lo que se creía".

DECENAS DE HUESOS GRABADOS

En La Lloseta han aparecido también muchos trozos de hueso grabados "más de lo que se podría pensar", añade, y puntualiza "más de lo habitual". Hay que tener en cuenta que el trabajo arqueológico supone la investigación del yacimiento mediante catas pequeñas y el 20% del material recogido han sido estos huesos grabados; una proporción mayor que la que se registró en Tito Bustillo.

Fuente de información: LaVozdeAsturias







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