El coral llanisco de montaña
Fecha Viernes, 03 junio a las 22:56:41
Tema Articulos Variados


Tiene 15.000 años y crece anualmente entre 1 y 3 milímetros. La turbera de Roñanzas es un paraje llanisco de excepcional belleza que alberga en su interior una flora muy específica, en ocasiones datada en la época anterior a la última gran glaciación. Los expertos comparan su crecimiento con el del coral marino y recuerdan que esta turbera, ubicada en la sierra plana de La Borbolla una vez pasado el Valle Oscuro, es el único lugar de Asturias donde se recuerda haber visto la hierba de la Llamarga (Rhynchospora fusca).

Lamentablemente esta planta no ha podido ser localizada en los últimos años. Para poner en valor este lugar, muy degradado por la explotación industrial, la Fundación Global Natura y el FAPAS han desarrollado durante los últimos cinco meses un proyecto de recuperación tendente a revivir el ecosistema y a darlo a conocer a los amantes de la naturaleza.

Las turberas son ecosistemas propios de áreas con encharcamiento más o menos permanentes. Están formadas por turba, una materia orgánica procedente de vegetales en lenta descomposición, y con el paso de miles de años pueden alcanzar varios metros de espesor. En la turba se conservan maderas semifosilizadas y granos de polen, así como una flora y fauna especialmente interesante. En Roñanzas la turba mide hasta dos metros y es fácil encontrar ejemplares de Rocío de sol, una planta carnívora que se alimenta de pequeños insectos.

La turbera de Roñanzas fue durante años objeto de una intensa explotación industrial. Para extraer la materia orgánica (usada en muchos países como combustible) se realizaron zanjas de drenaje que restó líquido al lugar provocando la muerte de los musgos (esfagnos) que la forman. Este hecho también motivó la proliferación de helechos de diferentes especies y que los incendios fueran frecuentes en la zona. Según explicaron ayer Roberto Hartasánchez, presidente del FAPAS, y Eduardo de Miguel, director de la Fundación Global Nature, los trabajos, financiados por la Fundación Santander Central Hispano, han consistido básicamente en rehacer la pista de acceso a Roñanzas y construir 1.000 pequeños diques en las 32 zanjas abiertas para la extracción de turba. De este modo se consigue que la turbera vuelva a estar permanentemente encharcada y que los musgos crezcan nuevamente. La inversión de 60.000 euros también ha dado para colocar unos paneles explicativos en la zona. En Roñanzas se puede observar actualmente los diferentes estadios de evolución de una turbera. El coral llanisco de montaña ya se puede visitar.

Fuente de información: lne







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