Batallas en el corazón de Asturias
Fecha Lunes, 30 mayo a las 20:40:21
Tema Asturias


A las 7.30 de la mañana suena la «diana» todos los días. Aunque en las Fuerzas Armadas han cambiado muchas cosas en los últimos años, todavía algunas tradiciones se mantienen. Sin embargo, son pocos los que la escuchan. De los 700 militares que forman parte del regimiento de infantería aerotransportable «Príncipe», del Cabo Noval, sólo el diez por ciento vive en la «residencia de tropa». Ayer se conmemoró el día de las Fuerzas Armadas, que, durante toda la semana, se celebró en el acuartelamiento.

Una hora después, a las ocho y media, comienza la jornada laboral. Durante siete horas estarán preparándose y aprendiendo, recibiendo una formación física, técnica y táctica. Es la instrucción, cuyo objetivo es formar buenos soldados. Dos años mínimo son necesarios para que un militar sea capaz de responder a todas las exigencias de su trabajo.

Junto a la exigente preparación física y técnica, la psicológica resulta esencial. Por eso, con el entrenamiento convencional se intercalan las conocidas como «charlas de moral a la tropa», en las que se habla de los problemas de los soldados y en las que se enseñan «determinados conceptos que en la vida civil no se trabajan tanto», comenta el capitán Cuesta. «La amistad, el honor, la valentía, la cordura, la disciplina, la confianza, la patria» son cosas que «aquí analizamos a diario». No hay ningún otro trabajo en el que la confianza en tu compañero desempeñe un papel tan importante. «Quizá tenga que dar su vida por salvar la tuya», afirman, contundentes, algunos mandos.

Toda la preparación física y psicológica de un soldado tiene un objetivo: que sea capaz de realizar un amplio ejercicio de tiro, en el que convergen todas las disciplinas de un militar. El pelotón de infantería de la tercera compañía del batallón «Toledo» lleva varios años trabajando conjuntamente bajo las órdenes del sargento Barroso. Son diez hombres capaces de apuntar al objetivo indicado en todas las posiciones posibles, en movimiento o parados. Llevan un arma que puede disparar hasta 480 proyectiles en un solo minuto y con posibilidad de hacerlo a 350 metros de distancia. «Se necesita fuerza, potencia y coordinación» para hacer el ejercicio completo y aun así el corazón se dispara a más de 150 pulsaciones por minuto. Los entrenamientos son totalmente realistas. Para los soldados es como un combate, como enfrentarse al enemigo. Los botes de humo, los gritos, la manera de cubrirse las espaldas, y el fuego real lo deja patente. Nadie se relaja hasta que el ejercicio finaliza totalmente y las armas son revisadas. La confianza entre ellos debe ser esencial y por eso se procura trabajar con los mismos equipos durante un largo período de tiempo.

Fuente de información: lne







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