Infiesto y sus «tiendas del aire»
Fecha Martes, 17 mayo a las 09:38:01
Tema Articulos Variados


En Infiesto los lunes son fiesta: la villa se llena de «tiendas del aire». La capital del concejo de Piloña celebra ese día el mercado semanal, que cuenta ya con una amplia tradición. Vecinos de los diferentes pueblos del concejo y de la villa acuden semanalmente «a hacer el mercáu» y darse una vuelta por la plaza. Muchos, sobre todo la gente mayor, acuden cada lunes, como han hecho a lo largo de toda su vida. Ellos son los que recuerdan bajar a Infiesto de la mano de sus padres, a un mercado que ha variado considerablemente desde entonces, y que se ha ido adaptando a las nuevas necesidades de la gente.

Ya en la Edad Media, a raíz de la fundación de «polas» o pueblas por concesión real, surgen las primeras ferias y mercados, donde las gentes acuden para adquirir lo que necesitan. La periodicidad de estos mercados era variable, pudiendo ser diarios, semanales, o anuales. Estos últimos no son solamente ocasión para los intercambios comerciales, sino que su celebración constituye un auténtico acontecimiento de carácter cultural y popular.

Esta situación se sigue dando en muchos de los concejos asturianos, que tienen un día en la semana, destinado al «mercáu». Los martes en Pola de Siero, los miércoles en Ribadesella, los viernes en Posada (Llanes), los sábados en Arriondas, los domingos en Cangas de Onís y los lunes en Infiesto.

La capital piloñesa recupera cada lunes un ambiente tradicional. Sin embargo, a decir de muchos, el «mercáu» ya no es lo que era. Adolfo Sánchez Faza, de Sellón; José Ramón Sánchez Forcelledo, de Infiesto, y Herminio Iglesias Rueda, de La Marea, recuerdan cómo hace unos treinta años, el mercado de Infiesto era bien distinto. «Ahora sólo hay trapos; antes el "mercáu" era de hombres», afirma Iglesias. Los tres recuerdan perfectamente cómo lo que hoy es la plaza del Mercáu, donde cada lunes se ve toda clase de artículos, como ropa, bisutería, calzado, plantas o discos musicales, entonces estaba llena de ganado.

«Antes, bajaban los ganaderos de todos los pueblos del concejo a vender el "ganáu" en la plaza. Acudían tratantes y ganaderos de todas partes de Asturias», recuerdan. Las tiendas con artículos como los que hoy dominan el «mercáu», estaban situadas en la plaza Mayor. Pero la plaza del Ganáu se llenaba de vacas, caballos, ovejas, cabras y cerdos. «El mercáu de Infiesto, fue uno de los más importantes de Asturias hace unos treinta años», evocan los tres con cierta nostalgia. Sin embargo, siguen acudiendo a esta cita casi todos los lunes, conscientes de que no encontrarán la tan añorada venta de ganado, pero donde sí se respira un ambiente parecido.

En la actualidad, el «mercáu» de Infiesto, al igual que en el resto de los concejos vecinos, se ha trasformado para adaptarse a los tiempos modernos. Ya no son ganaderos los que acuden a la compra-venta de ganado, sino sobre todo amas de casa, que acuden «a dar una vuelta» y comprar algo que les guste.

La plaza del Ganáu, que aún conserva el nombre de la anterior actividad que en ella se desarrollaba, se llena todos los lunes de puestos con gran variedad de artículos. Los dueños de los puestos, acuden todos los lunes desde Pola de Siero, Langreo u Oviedo, para empezar a montar sus tenderetes a partir de las ocho y media de la mañana.

José y Pascual Jiménez regentan dos de estos puestos desde hace ya más de quince años. «Venimos desde que éramos niños, y antes que nosotros acudían nuestros padres», señalan. Ambos afirman que en Infiesto, son muy bien recibidos. «Al ser un pueblo pequeño, ya todos nos conocen, y nos tratan muy bien», destacan. Como todo, las «tiendas del aire», como son conocidos estos puestos, se han ido adaptando a las necesidades y al paso del tiempo. Hace unos ocho años, cada puesto traía gran variedad de artículos, pero desde entonces se han ido especializando. «Traíamos muchos artículos de veinte duros, pero al surgir las tiendas de estos productos los hemos dejado un poco al margen».

Si a las ocho y media de la mañana empiezan a montar los puestos, el mercado se empieza a animar a partir de las diez y media, «después de dejar los niños en el colegio», afirma José Jiménez. Pero la mayor parte de las ventas se registra entre las once y media y la una de la tarde. Algunos puestos, conocidos por todos, tienen ya una clientela fija. María Teresa Fernández afirma que siempre compra «les alpargates» en el mismo puesto, ya que le dan muy buen resultado. Teresa Llavona, por su parte, subraya que cada lunes acude a la plaza del Mercáu a dar una vuelta, y si hay algo que le gusta, lo compra.

Algunos dependientes se quejan un poco de la situación en la que están. «Deberíamos de tener una carpa, sobre todo en el invierno, ya que si hace aire, las probabilidades de que se caiga un entoldado es bastante elevada», afirman algunos. No faltaba tampoco quien señala que sus artículos no tienen mucha aceptación porque la mayoría de los visitantes son personas mayores. Así ocurre con la bisutería, a los que el verano y la llegada de los turistas, les salva la temporada.

En la plaza del Ayuntamiento se respira otro ambiente. Mientras que en el resto de los puntos de venta hay muchas personas que sólo van a ver, junto al Consistorio la venta está asegurada. Casi todo el que se aproxima a un puesto es para comprar. Allí se venden las frutas, los pimientos, las lechugas y otros productos de alimentación. Susana Díaz Bulnes ve «productos con bastante mejor calidad que en los supermercados». Por su parte, Maximina Martínez afirma que a la mejor calidad se suma también un buen precio, y sobre todo que son vendedores muy serviciales, «no se les escapa una».

Situado en las proximidades de la plaza del Ganáu, pero un poco apartado de los puestos, se encuentra el que, sin duda, mejor representa lo que fue el mercado tradicional. Desde hace 29 años, Sabino Menéndez Menéndez, de Pravia, acude algunos lunes al «mercáu» de Infiesto. Si antes acudía todas las semanas, ahora lo hace cada quince días.

«Ferradures» (herraduras), piedras de afilar, «lloqueros» (cencerros), correas, sillas de montar, «mayuelos» (badajos) o bridas para los caballos son algunos de los artículos que ofrece. «Cuando empecé a venir aquí, no había sitio en la plaza donde ponerse. La gente acudía, no sólo al "mercáu", sino que se quedaban a comer, beber y a echar la partida». Miguel Ángel Longo Díaz acude con frecuencia a este puesto, a sabiendas de que sólo aquí hallará lo que ya casi no se encuentra en ningún sitio.

Fuente de información: lne







Este artículo proviene de Asturias, informacion, turismo, Asturias Natural
http://www.asturiasnatural.com

La dirección de esta noticia es:
http://www.asturiasnatural.com/modules.php?name=News&file=article&sid=452