Los críticos del traje
tradicional asturiano le achacan ser poco menos que una invención proveniente
del siglo XIX.
Fe Santoveña, de la Asociación
Cultural para la Promoción del Traje del País «La Corexa», un colectivo que
realiza periódicamente pasarelas de moda tradicional y que ha ofrecido su
asesoramiento a la casa del Príncipe de Asturias, lo rebate explicando que «cada
país fija en un momento de su historia la indumentaria que identifica como
propia» y que «la mayoría de los europeos, desde los Urales a Portugal, lo
hicieron en ese siglo, lo que permite identificar una moda común en toda Europa,
pero en la que cada región tiene sus propias particularidades».
Sin embargo, precisa, «los
trajes que se confeccionan actualmente son una reinterpretación, en el sentido
de que son hechos hoy, pero hay material gráfico suficiente para realizar una
adaptación fiel». Reconoce, no obstante, que el del traje tradicional o del país
«no es un mundo sencillo». En él influyen cuestiones como clases sociales,
latitudes o religiosidad. Santoveña opina que «la gente se viste cada vez con
más criterio» ayudada por los investigadores y las contadas modistas preocupadas
por la fidelidad a los modelos del pasado.
También existe una cierta
identificación con el franquismo y, más concretamente, con la indumentaria
oficial de la Sección Femenina. «Lo que hizo la dictadura fue estereotipar,
deformar, empobrecer y ridiculizar totalmente el traje tradicional», contraataca
Santoveña, que pone como ejemplo «el pañuelo de encaje, que nada tiene que ver
con el de la indumentaria tradicional».
Últimos resistentes
Asimismo, hay una asociación
muy marcada entre el uso del traje del país y los grupos de baile o de gaitas.
«Los gaiteros son los últimos resistentes, un fenómeno social todavía no
estudiado», a juicio del especialista Gausón Fernández.
Fuente de información: lne