Trece aviones y un helicóptero
sobrevolaron ayer Ribadesella. Más pequeños que los tradicionales de pasajeros,
pero cuidados con mimo y al detalle, formaban parte de la exhibición organizada
por el Club Aeromodelismo Alas del Oriente. La cita, en la pista que el club
tiene arrendada en Meluerda, reunió a lo largo de toda la mañana a más de dos
centenares de curiosos que pudieron observar las evoluciones de los aviones de
radiocontrol sobre el aire y su aspecto detallado en la zona de exposición. Se
cumplió así el objetivo de los organizadores de crear afición en la zona
oriental de Asturias. «Ya hubo gente que dijo que tenía ganas de apuntarse»,
explicaba, satisfecho, Maximino Cuesta, presidente del club organizador.
La exhibición contó con la
presencia invitada de tres clubs de aeromodelismo de Cantabria. A uno de ellos,
el Aeromodelismo Club de Santander, pertenece Luis Miguel Fernández, el hombre
que trajo a Ribadesella dos de los aparatos más llamativos: un helicóptero capaz
de volar en invertido y hacer «loopings», y un planeador de cuatro metros de
envergadura. El modelo más curioso de los presentados era un avión biplano,
réplica del caza ruso «Policarpov» que durante la guerra civil española se
conocía como «chato» y llegó a formar parte de la infraestructura militar del
Ejército republicano. Este avión, de 1,80 metros de envergadura, y con un motor
de 20 centímetros cúbicos, causó el único incidente de la jornada. Aterrizó, sin
sufrir daños, fuera de pista y lejos de la visión de su piloto, ante el susto de
los presentes.
La exhibición de aeromodelismo
también sirvió para que los neófitos descubrieran que es posible iniciarse en
esta actividad por muy poco dinero. Como ejemplo observaron un avión eléctrico
muy ligero que se encuentra en el mercado por sólo 90 euros, a los que hay que
sumar al menos otros 120 euros de la radio. Esto demuestra que es posible volar
alto. Como en Ribadesella.
Fuente de información: lne