Las cerezas forman parte
fundamental en la dieta del oso pardo cantábrico. Por ello, y ante el hecho de
que cada vez existen menos árboles de los que los plantígrados puedan
alimentarse, el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) ha
comenzado un programa en el que se prevén plantar 2.500 cerezos y 200 manzanos
en los Valles del Trubia. El valle cambiará de color gracias a las flores de los
cerezos de un programa que pretende ofrecer a los osos el suficiente alimento
para fijar su población en la zona.
El presidente del FAPAS,
Roberto Hartasánchez, anunció que se ha comenzado ya a plantar cerezos en las
fincas de los Valles del Trubia que son propiedad de la organización, pero para
plantar los 2.700 árboles que ha adquirido la organización necesitarán
colaboración vecinal. La fórmula es sencilla, teniendo en cuenta la cantidad de
fincas abandonadas que existen en la zona, la intención del FAPAS es llegar a
acuerdos con los propietarios para que les permitan plantar árboles en las
tierras que estén sin trabajar. «Existen muchas zonas que conjugan estas
características y cada vez hay menos árboles. Por ello ofrecemos la posibilidad
a los vecinos de plantarles de forma gratuita las fincas. Nosotros ponemos los
árboles y también la mano de obra», señala Hartasánchez, que considera muy
importante la plantación de árboles como forma de garantizar en un futuro la
alimentación de los plantígrados. Y es que la Senda del Oso tiene más
plantígrados que las conocidas «Paca» y «Tola». El Fondo para la Protección de
Animales Salvajes ha detectado la presencia de tres osos en la zona centro de la
región. Los plantígrados se mueven por los concejos de Santo Adriano, Proaza y
Quirós e incluso han llegado ha encontrarse rastros puntuales de la presencia de
osos en el concejo de Oviedo.
Las cerezas son muy importantes
para los ejemplares al comienzo de verano y a raíz de esto el cerezo es una
especie de árbol que sufre muchos destrozos por la acción de estos animales. Por
eso, además de plantar nuevos árboles, la organización ecologista se ocupa
también de repoblar aquellas zonas más dañadas por la presencia de los osos. Los
plantígrados suben a los árboles, arrancan las ramas y se dejan caer al suelo
para alimentarse de las cerezas. Su rastro es fácil de encontrar y el FAPAS está
dispuesto a seguirlo. Para ello cuenta ya con un grupo de voluntarios que, según
Hartasánchez, se ampliará en las próximas semanas y que se dedicará a plantar
2.700 árboles en los concejos de los Valles del Trubia. Eso sí, para llegar al
millón de cerezos de los que presume el cacereño valle del Jerte todavía falta
mucho.
Fuente de información: lne