Poco más de cuatro horas fueron 
suficientes para que una madre y su hija quedarán mucho más unidas que antes. Lo 
lograron gracias al primer trasplante renal intervivos practicado ayer en el 
Hospital Central, mediante el cual una madre colombiana de 36 años donó uno de 
sus riñones a su hija de 16 que, afectada de una diabetes severa, estaba 
'condenada' a iniciar en breve sesiones de diálisis. 
    La histórica operación, la 
primera de estas características en la región, arrancó pasadas las 12.30 horas y 
concluyó con éxito al filo de las cinco de la tarde de ayer. La intervención no 
sólo supone una novedad en la sanidad asturiana, sino que abre la puerta a los 
trasplantes de donantes vivos, una técnica que practican en España apenas seis 
hospitales (la Fundación Jiménez Díaz y el Clínico, ambos en Madrid; La Fé, en 
Valencia; el Puigvert, en Barcelona; el Juan Canalejo, de A Coruña). 
Dirigidos por el jefe del 
programa de trasplantes renales del Central, el urólogo Alberto Sánchez Trilla, 
un nutrido equipo de profesionales fue el encargado de llevar el implante a buen 
término. Fue necesaria una extremada labor de coordinación, ya que mientras el 
órgano era extraído a la madre en el quirófano de la segunda planta del Hospital 
de Covadonga, dos pisos más arriba, su hija era preparada para recibir el riñón 
materno. Ambas protagonistas se recuperan ahora en reanimación, donde 
permanecerán 48 horas. 
Autorización judicial 
Pero antes de que madre e hija 
llegaran al quirófano fue necesario superar unos estrictos controles y estudios 
previos. Este tipo de operaciones, que en España sólo se pueden practicar entre 
familiares con lazos de consanguinidad, requieren, incluso, autorización 
judicial, paso que el hospital llevó a cabo el pasado jueves. 
Los trasplantes intervivos 
requieren del visto bueno de un magistrado, que determina tras hablar con todas 
y cada una de las partes (médicos, incluidos) si la persona que dona uno de sus 
riñones actúa de forma voluntaria y sin presión. Asimismo, los médicos también 
han tenido que sopesar también los riesgos de la operación y el estado de salud 
de la madre donante, además del grado de compatibilidad del órgano cedido.
Para muchos de los enfermos 
renales, sobre todo para los más jóvenes (como es el caso de la adolescente 
colombiana que acaba de recibir un riñón de su madre), el trasplante de donante 
vivo es una de las pocas opciones terapéuticas. La diálisis es una terapia 
sustitutiva que ayuda a regular el organismo, pero que con los años pasa 
factura. A esto se une la larga demora para trasplante renal, que en enfermos 
menores de 30 años llega a superar el año. 
Pero el Central no sólo hizo 
ayer historia, sino que vivió una maratoniana jornada trasplantadora. Tras el de 
donante vivo, el hospital realizó otros 7 implantes (todos éstos procedentes de 
fallecidos), que permitieron que seis enfermos recibieran un riñón y otro un 
corazón.
Fuente de información: 
ElComercioDigital