La Mística de la Maternidad
Fecha Martes, 03 mayo a las 16:50:14
Tema Opinión


El domingo pasado coincidieron el Día de la madre y el Día del trabajo, celebraciones que aparentemente no parecen tener nada en común, ni en su origen ni en su significado. Pues bien, respecto al primero, según dicen las fuentes en Internet, en la Inglaterra del siglo XVII, se celebraba un llamado domingo de servir a la madre en el cual las criadas y criados, que trabajaban y vivían en las casas de sus patrones alejados de su lugar de origen, disfrutaban de un día libre pagado para visitar a su familias. El día del Trabajo tiene su origen el 1 de mayo de 1886, cuando la Unión Central Obrera de Chicago (Estados Unidos) convocó a sus trabajadores a un mitin y a una huelga general para exigir una jornada laboral de ocho horas después de denunciar que los obreros salían de sus casas a las cuatro de la madrugada y volvían a ellas a las ocho de la noche, sin tiempo pues para estar con sus madres a las que obsequiaban con una torta.

Luego, en cierto modo, ambas celebraciones coinciden en conmemorar la necesidad de que el tiempo de trabajo se conciliara con las necesidades personales y familiares. Pero lejos de esta coincidencia artificial, existe otra que nunca se pone de manifiesto pues la celebración del día de la madre ha devenido en una edulcorada cita comercial en la que se sublima el llamado instinto maternal que tomó carta de naturaleza con el racionalismo enciclopédico. Si el 1 de mayo celebra el trabajo productivo, el día de la madre conmemora el trabajo reproductivo y entender que ambos son radicalmente diferentes ha dado lugar a la división sexual del trabajo y como consecuencia a la discriminación de la mujer. De la buena madre se predican las mas esenciales virtudes femeninas: gracia, belleza, tolerancia, dulzura, comprensión, entrega y altruismo; y en virtud de estos atributos, las madres, y por extensión todas las mujeres, aportaremos al acerbo común una actividad no remunerada pero esencial para el funcionamiento del sistema productivo.

Pero aún más, naturalizar como exclusivamente femenino el trabajo reproductivo (que va mucho más allá de nueve meses de embarazo), supone que la población laboral femenina se integre en ese grupo de personas que debido a jornadas laborales reducidas y ocupación discontinua no puede contar con una protección individual suficiente.

Como ven, el domingo había más coincidencias que la del día.

Escrito por Rosario Hevia

Fuente de información: LaVozdeAsturias







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